viernes, 31 de julio de 2009

PRESENTE Y FUTURO DE LAS VOCACIONES CRISTIANAS

Leopoldo Cervantes-Ortiz

La palabra vocación quiere decir "llamado"… e implica que Dios hace una señal con el dedo y le dice a cada quien: "quiero que vivas así o así".

JUAN CALVINO, Sermón XLIV, Mateo 3.11-12


1. El concepto de vocación en Efesios

Uno de los múltiples aspectos relevantes que aborda la carta a los efesios es del de la vocación, el llamamiento, el apostolado, el ministerio, la misión personal, pues el concepto desarrollado en 4.1 enfatiza la forma en que Dios desea conducir la vida de los creyentes para otorgarles un propósito específico dentro de su proyecto más amplio de reunir todas las cosas en Cristo. Si la primera sección de la epístola se caracteriza por ser un discurso de naturaleza prácticamente litúrgica, la segunda es una exhortación a participar en el proyecto divino a partir de la afirmación de la "dignidad de una vocación", es decir, de asumir con profunda seriedad y responsabilidad que la fe, cuando es auténtica, propicia y consolida una serie de compromisos que conducen la vida humana a alturas insospechadas. El texto parte del hecho relevante de que la cotidianidad puede, por decirlo así, "desdoblarse" o alcanzar una suerte de conexión con la trascendencia que es capaz de otorgar sentido a la existencia individual (algo siempre fundamental) e ir más allá de los conceptos convencionales (en nuestro caso, profundamente burgueses, ligados a la influencia del sistema económico) acerca de a qué causas puede dedicar una persona su vida, por decirlo de alguna manera predecible, en términos de una "carrera" o "profesión", porque lo cierto es que estamos bastante "contaminados" de una percepción utilitaria de la orientación básica que puede tener la vida y hasta el llamado "servicio a Dios" se entiende como una ocupación u oficio dentro del esquema laboral u ocupacional.[1] Porque nadie pone seriamente el servicio a Dios por delante a la hora de escoger una carrera lucrativa, ¿o sí…?, especialmente en el caso de las profesiones de moda.

Pero Ef 4.1 se refiere a otra cosa: Pablo exhorta a los creyentes a vivir dignamente según la vocación a la que habían sido llamados. Como explica Mariano Ávila:


La diaconía es vocación de todos los cristianos. Esa debe ser su marca distintiva. El sustantivo diakonos se usaba para describir a quienes realizaban tareas de servidumbre, como servir a la mesa. El sentido de la palabra es ayudar a otros realizando tareas consideradas propias de la servidumbre. El autor se describe a sí mismo como diácono (3.7) y luego usa el mismo título para describir a Tíquico, el posible pastor de las iglesias receptoras de la carta (6.21). Aunque la palabra "ministerio" es acertada, para mucha gente esconde la idea de servicio. Por ello es que las virtudes mencionadas al principio de este capítulo (4.2) son tan importantes: "humildad, mansedumbre, paciencia, amor". Esa es la vestidura que ha de engalanar a la iglesia en su ministerio (diaconía) en el mundo.[2]


La vocación (kleseos) esencial es la capacidad para conocer y servir a Dios en los demás y encontrarse con Él para confirmarla en el camino. Como subraya II Tim 1.9: "Dios nos llamó con vocación santa, no en virtud de nuestras obras, sino en virtud de su propósito y de su gracia". Romanos es más específico aún y, para nuestros oídos acostumbrados a las medias tintas, el llamado parece casi irracional: la vocación es "a ser santos" (Ro 1.7). En nuestro medio, "vocación" es aquello que nos interesa profundamente, algo hacia lo cual nos sentimos intensamente atraídos. Pero socialmente también sabemos que existen vocaciones "fallidas" pues frecuentemente escuchamos que algunos dicen: "Creí que esa era mi vocación". El llamado de Dios es a experimentar el servicio para Él en todo aquello a lo que nos dediquemos, pues lo básico es reconocer su voz en todo lo que hacemos para rendirle la gloria y servirlo en los demás. Hardy resume esto muy bien, en términos casi de "orientación vocacional" cristiana:


Calvino tiene qué decirnos: él recomienda que quienes pertenecen a la familia de la fe, deberían "escoger los empleos que signifiquen el mayor provecho para el prójimo". Ello equivale a decir que, como cristianos, estamos obligados a evaluar un trabajo en virtud de su contenido social, según cuánto beneficia —o daña— a los demás. Debido a los efectos del pecado en la conformación institucional del trabajo en nuestra sociedad, no podemos suponer que todas las ocupaciones que existen son igualmente útiles, o que los empleos mejor pagados son los que satisfacen las mayores necesidades y las más importantes. Para acoger nuestro llamado, no sólo necesitamos una sobria estimación personal, sino también una comprensión crítica de nuestra sociedad. (Ibid., p. 5)[3]


Pero este tipo de consideraciones no nos deben alejar de aquellas labores que, como el Derecho o la política, aparentemente están tan viciadas (como de hecho sucede) en nuestra sociedad, en nombre de falsos purismos que en realidad enmascaran nuestro temor a afrontar los enormes desafíos de experimentar y promover la justicia propia del Reino de Dios en todos los ámbitos.


2. ¿Hacia dónde van los ministerios hoy?

Hoy que el verbo ministrar se ha puesto de moda y que los movimientos neo-apostólicos están de moda y estimulan o generan comportamientos no necesariamente acordes con la enseñanza global del Nuevo Testamento, es muy necesario rescatar las líneas dominantes de la vocación cristiana para responder a las necesidades de nuestro tiempo sin dejarse llevar por las tendencias o ideologías predominantes. La búsqueda obsesiva del prestigio, la imagen y sus inevitables consecuencias económicas ha hecho que el perfil de los ministerios cristianos haya adquirido matices que los hacen parecerse más a puestos empresariales que al genuino y desinteresado servicio. Cuando observamos cómo ciertos personajes pasan de determinadas labores (como la música) a otros terrenos que requieren un grado de capacitación (como la misión o la predicación) como si se tratara de cambiar de trabajo o de "giro", podemos apreciar cuánto puede llegar a devaluarse la comprensión de lo que las Escrituras denominan dones (o carismas) específicos y la sociedad en general califica de "especialización", aunque ella misma en ocasiones también incurre en flagrantes contradicciones al respecto, sobre todo en ciertas áreas de gobierno.

Una sana comprensión de la vocación cristiana debe partir de un adecuado concepto del Dios que llama, es decir, no superponer las voces de la familia, los amigos o la sociedad y confundirlas con la de Dios. Si la inmensa mayoría de los miembros de la comunidad cristiana entran le categoría de "laicos" (integrantes del pueblo), los clérigos o ministros no son excepciones a la regla sino practicantes de ministerios que el Espíritu suscita en medio de la Iglesia. No existe ninguna superioridad en ellos/as, ni tampoco su labor es cualitativamente superior a la de quienes no ejercen ministerios en la Iglesia, pues el compromiso de ambos es idéntico y generalizado, según se ve en las palabras de Efesios. Cuando se dice que faltan "vocaciones" para el servicio a Dios, se habla de que hay escasez de vocaciones al ministerio pastoral, o sea, que cada vez menos personas desean servir a Dios "de tiempo completo", se deja de ver que la vocación "para la vida laical" es la más frecuente y constante por la sencilla razón de que todos vivimos la fe en medio de la vida. Ése es el factor más importante que debe conducir el sentido de las vocaciones cristianas.

Por todo esto, es necesario discernir cuidadosamente el llamado de Dios en nuestra vida, pues todos los aspectos de nuestra vida son santos y, por ende, todas las áreas de empeño vital deben ser gobernadas por Dios, por lo que las decisiones personales deberán realizarse en función de la convocación básica del Señor a asumir su gracia como lo más importante de nuestra existencia y partir de allí realizar la misión básica que Él quiera encargarnos (el proyecto personal), para sumarnos al proyecto más grande y amplio de Dios: hacer presente su gracia en el mundo a través de todos los medios posibles. Los ministerios eclesiales, clericales o laicos, tienen el mismo peso específico y son el rostro que el Espíritu quiere dar a la acción divina para bendición y, en el caso de la Iglesia, para su edificación constante. Calvino resume muy bien el tema de la vocación con su estilo tan peculiar:


En fin, si no tenemos presente nuestra vocación como una regla permanente, no podrá existir concordia y correspondencia alguna entre las diversas partes de nuestra vida. Por consiguiente, irá muy ordenada y dirigida la vida de aquel que no se aparta de esta meta, porque nadie se atreverá, movido de su temeridad, a intentar más de lo que su vocación le permite, sabiendo perfectamente que no le es lícito ir más allá de sus propios límites. El de condición humilde se contentará con su sencillez, y no se saldrá de la vocación y modo de vivir que Dios le ha asignado. A la vez, será un alivio, y no pequeño, en sus preocupaciones, trabajos y penalidades, saber que Dios es su guía y su conductor en todas las cosas. El magistrado se dedicará al desempeño de su cargo con mejor voluntad. El padre de familia se esforzará por cumplir sus deberes. En resumen, cada uno dentro de su modo de vivir, soportará las incomodidades, las angustias, los pesares, si comprende que nadie Lleva más carga que la que Dios pone sobre sus espaldas.

De ahí brotará un maravilloso consuelo: no hay obra alguna tan humilde y tan baja, que no resplandezca ante Dios, y sea muy preciosa en su presencia, con tal que con ella sirvamos a nuestra vocación. (Institución de la Religión Cristiana, III, x, 6, www.iglesiareformada.com/Calvino_Institucion_3_10.html)



[1] Cf. Lee Hardy, "La inversión de nuestra vida en la economía divina"; trad. E. Castro, en Estudios Evangélicos, www.estudiosevangelicos.org/Areas/economiadivina.pdf, pp. 3-4, quien afirma, acerca de las evolución del concepto luterano de vocación en el calvinismo: "Durante las convulsiones sociales en los inicios de la época moderna, los calvinistas se dieron cuenta de que las instituciones sociales son en parte el resultado de la creación humana, y por lo tanto, ni especialmente estables ni especialmente buenas. Los deberes y expectativas asociadas al rol social del padre en algunas sociedades pueden ser peligrosos y dañinos. Lo mismo puede ocurrir con los deberes y expectativas que vulneran a quienes actualmente practican la ley familiar. Por esta razón, los calvinistas realizaron dos modificaciones al concepto de vocación que habían recibido. En primer lugar, para descubrir nuestra vocación, inicialmente no miramos a los deberes asociados con nuestro puesto en la vida, sino a los dones que Dios nos ha dado como individuos. Luego podemos considerar cómo se pueden emplear aquellos dones al interior de una estructura social dada. En segundo lugar, si una estructura social, es decir, un patrón existente de prácticas y expectativas, no permite el uso de nuestros dones de modo que verdaderamente sirvan al prójimo y honren a Dios, entonces se debe cambiar la estructura social. Lo que el calvinismo incentivaba era acomodar las instituciones sociales existentes a nuestra vocación, no la vocación a las instituciones sociales".

[2] M. Ávila Arteaga, Carta a los efesios. Miami, Sociedades Bíblicas Unidas, pp. 142.

[3] Cf. "Reformed theology of calling", en www.geneva.edu/object/call_rp.html, sobre todo por la forma en que se subrayan las otras voces que llaman a las personas en esta época: "las sirenas del hiperconsumismo, el estatus, la exaltación y el poder. […] Su llamado a mostrar amor al prójimo en un mundo necesitado. Su llamado a administrar la creación y server a Dios como transformadores culturales y su llamado a adorarlo plenamemnte". Otra aportación importante es: "Who are we called to be? ¿Quiénes somos llamados a ser?"), en Alianza Reformada Mundial, http://warc.ch/where/23gc/study/stud11.html.

martes, 28 de julio de 2009

BREVE ESTUDIO SOBRE EL LIBRO DE JONÁS



Mucho se ha escrito sobre el libro de Jonás. En verdad es un libro bello y de amplias lecciones para grandes y niños, para sabios y sencillos, para cristiano y para los que no lo son, para todos hay una gran enseñanza.


Lo tenemos como un sucesor del profeta Eliseo y mensajero de Dios, a las diez tribus de Israel, donde el predice la expansión territorial y la breve prosperidad de Israel bajo el reinado de Jeroboam II, en cuyo reinado vivió el profeta, y es aquí la única vez que aparece en la historia (II de Reyes 14:25).


Nos enseña una buena lección de que es imposible huir de la presencia de Dios aun andando en desobediencia. Como la experiencia fue tan dura y amarga para Jonás, así fue también para el Rey Saúl cuando no hizo lo que Dios le mandó (I Samuel 15:23).


El caso de Jonás nos enseña que el egoísmo no tiene aceptación ante Dios. Como Nínive era una nación gentil, Jonás se negó ir a predicarles el mensaje del arrepentimiento, su deseo era que Dios terminara con esa nación, pero como no lo hizo se enojó con Dios (Jonás 4). Cuando el amor de Dios no existe en su verdadera esencia en el corazón, no sentimos amor y compasión por las almas elegidas por el Señor. Jonás estaba muy lejos de sentir ese amor en su corazón; por este motivo se negó a llevar a aquella nación perdida.


Otra de las lecciones que podemos aprender de la actitud de Jonás es que cuando Dios quiere aplicar Su disciplina, no hay fuerza humana que la pueda evitar. Los hombres de la nave, por compasión a Jonás, quisieron evitar el castigo, pero le fue imposible salvarlo (1:13, 14). Por causa de la desobediencia de Jonás estos hombres estuvieron en peligro de perder la vida. Cuántos de nosotros por nuestra infidelidad a Dios, servimos más de tropiezo que de bendición a las almas perdidas.


LECCIONES ESPIRITUALES


Primero: Dios oye nuestras oraciones, no importa donde estemos y cómo estemos, "Me buscareis y hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón" (Jer.29:13). Jonás oró como nunca había orado en toda su vida por la circunstancia en que estaba (2:2-11).


Segundo: El señor Jesús toma como ejemplo ese milagro de la salvación de Jonás. Así El estaría en el corazón de la tierra tres días y tres noches (Mateo 12:38-41). Pero triunfante sobre el poder de la muerte se levantaría, para garantizar eternamente su promesa salvífica.



Tercero: Dios quiso demostrar a su pueblo Israel su gran propósito, en llevar a cabo, por la muerte del Señor, la salvación en toda nación y tribu. "Por verdad hallo –dijo el apóstol Pedro- que Dios no hace acepción de personas; sino que de cualquiera nación que le teme y obra justicia, se agrada" (Hechos 10:34,35).


Conclusión: Como vemos en el libro de Jonás, odio, mezquindad, reducidos a vergonzosa insignificancia y necedad del ser humano; vemos también amor, misericordia y justicia de Dios. Nadie puede ser mensajero de estos atributos de Dios, si él primero no es objeto de ellos.


Su nombre Jonás significa "Paloma", pero él no voló luego para llevar el mensaje a la ciudad de Nínive. Fue después de haber sido reprendido por Dios, que cumplió con su misión, pero por puro compromiso. No se gozó en el éxito de su trabajo. Debiera de haber estado agradecido con Dios por el privilegio que le dio de ver miles de almas convertidas; pero este profeta no lo reconoció. Ojalá que muchos de nosotros no seamos así, olvidados de todas las bendiciones que Dios nos da constantemente.

domingo, 19 de julio de 2009

MINISTERIOS REFORMADOS EN ACCIÓN: LECCIONES DE LA HISTORIA

Leopoldo Cervantes-Ortiz
19 de julio, 2009

1. Monarquía, sacerdocio y profecía: una convivencia difícil

La tradición historiográfica deuteronomista hizo el esfuerzo teológico por reinterpretar toda una serie de sucesos en el acontecer de la vida del pueblo de Dios: uno de los conflictos que debió resolver fue explicar la complicada convivencia entre tres instituciones que en diversos momentos representaron formas específicas de la intervención de Dios para conducir la vida de la nación.[1] En primer lugar, Dt 17.14-20 se refiere a las características de los monarcas que serían escogidos por Dios: no aumentaría caballos, ni tendría un harén, ni tampoco acumularía riquezas. Eso sí, debería cumplir la ley de Dios para todo el pueblo para evitar “elevar su corazón” sobre sus hermanos (v. 20). Era un “mal necesario” que el pueblo asumió y experimentó sin suficiente conciencia de los riesgos de ser como los demás pueblos, pues el abuso de los reyes se manifestó de todas formas en medio de Israel. La monarquía fue uno de los últimos “ministerios” autorizados por Dios, debido a que fue aceptado a regañadientes en el esquema comunitario de Israel, pues chocaba frontalmente con los lineamientos que surgieron desde la época del Éxodo. La relectura de la ley, llevada a cabo por la tradición deuteronomista, coloca al frente a la monarquía como un hecho consumado.

En lo que toca a los sacerdotes (18.1-7), se subraya su ausencia de propiedades, precisamente como una forma de control de los eventuales abusos que también cometían las castas sacerdotales en otros pueblos. No obstante, el texto establece la forma de su sustento como parte del trabajo religioso con el pueblo. El cambio de residencia de un levita, por ejemplo, lo obligaba a establecer los servicios espirituales donde quiera que fuese. Hay que reconocer que el tono del texto al referirse a los diversos “ministerios” en Israel es ecuánime, a pesar de que existe un reconocimiento de fondo acerca del papel que desempeñó cada uno de ellos en la vida de la comunidad. Si la monarquía representó el ejercicio autárquico del poder, tal como sucedía en otras culturas, el sacerdocio debió tratar de superar las limitaciones de su práctica en aquéllas también, puesto que Dios siempre buscó que el desarrollo religioso de Israel fuera en sentido contario a los demás pueblos, es decir, que su revelación pudiera apreciarse como una práctica liberadora, contestataria y alternativa. El sacerdocio, en Israel, no podía ni debía ser una institución al servicio del tradicionalismo y el statu quo, para mantener privilegios y canonjías de nadie. El sacerdocio debía experimentarse como una mediación sana entre Dios y el pueblo. Como guardianes de la Ley, los sacerdotes estaban continuamente en peligro de convertirse en los celosos practicantes del conservadurismo. Por ello necesitaban un contrapeso…

Sobre la profecía, el preludio es muy claro: no se practicaría en Israel la consulta a los muertos ni se llevarían a cabo sacrificios humanos. La opción por la vida es sumamente clara, máxime porque a la hora de reconsiderar el papel de los profetas entraban en juego diversos aspectos religiosos, espirituales e ideológicos. Pues, como define Jorge Pixley:

El profeta, que comparte las pasiones de Dios, anuncia también las intenciones de Dios. Los plantes de Yavé son un elemento decisivo en el desenlace de la historia y ejercen una gran influencia sobre lo que será (I R 11.29-39; Is 14.24-27; 45.1-7) No es pues que los profetas puedan anunciar el futuro (más tarde sí pretenderán hacerlo los apocalípticos), sino que anuncian los planes de Dios, quien ejerce una influencia decisiva sobre el futuro. La diferencia es de una importancia capital. […] De manera que el profeta no se puede asemejar ni al agorero y astrólogo, por un lado, quienes por una técnica científica pretenden conocer de antemano el futuro, ni por el otro, con el apocalipticista que pretende haber recibido el plan para las edades venideras de un Dios que todo lo determina. Para el profeta el futguro sigue siendo abierto.[2]

Además de ser portadores/as de un mensaje divino fresco y actual, los profetas surgieron en la historia también como una especie de defensores de los derechos humanos, ante los abusos y exageraciones de la monarquía y el sacerdocio, por lo que con frecuencia entraron en conflicto con esas instituciones. Dt 18 apunta al hecho de que existió un fuerte conflicto de interpretaciones de la actuación de Dios en la historia. Para responder a ello, propone un criterio eminentemente histórico de distinción entre la verdadera y la falsa profecía: sólo si se cumplían los anuncios podría tomarse como auténtica palabra venida de Dios…, lo cual sólo podría verificarse a posteriori. El pueblo necesitaría discernir eso en los momentos más álgidos de la manifestación de la praxis profética.

2. Ministerios en equilibrio, la experiencia en el libro de los Hechos

El equilibrio de los ministerios, tema trabajado por el Deuteronomio, se alcanzó en el libro de los Hechos no sin antes establecer las funciones y límites de los mismos. Si al apostolado de los primeros discípulos se agregó el trabajo de los diáconos, la progresiva diversificación del trabajo eclesiástico se fue realizando como fruto de la acción del Espíritu Santo. Así, la figura de Pablo aparece como una nota excepcional en este desarrollo al lado, nada menos que de Pedro, y en el cap. 11 se aprecian ya las consecuencias de esta división del trabajo ministerial. Pablo representaba la inserción de los gentiles en el misterio de la salvación, muy en la línea de la espontaneidad profética del A.T. y Pedro vendría a ser la representación del sacerdocio tradicional, algo así como la línea directa de la sucesión apostólica. En las primeras comunidades cristianas tenía que alcanzarse un sano equilibrio entre estas tendencias ministeriales y de servicio, puesto que si la Iglesia estaba creciendo más bien en el mundo no judío, el espacio para los purismos étnicos o religiosos estaría muy limitado.

En este sentido, la dinámica comunitaria que presenta el libro de los Hechos se caracteriza por un conjunto de fuerzas expansivas que reconocían la forma en que las nuevas comunidades surgidas en la distribución geográfica debían determinar, de manera autónoma, la forma institucional más adecuada para su funcionamiento: a la “diferenciación” básica entre “apóstoles y hermanos” con que abre el cap. 11, le sigue la aceptación inequívoca de que “a los gentiles también ha dado Dios arrepentimiento para vida” (11.18). Sólo así pueden entenderse estos capítulos previos al gran lanzamiento de la misión cristiana “internacional” como un proceso de capacitación interna para los grandes alcances que tendría el establecimiento de nuevas comunidades en otros territorios. La reacción de la iglesia de Jerusalén fue sensible y positiva cuando se enteró de la acción de Dios: envió a Bernabé, “varón bueno y lleno del Espíritu y de fe” (v. 24) (quien más adelante tendría sus diferencias con Pablo, ya sobre la marcha del trabajo misionero, pero eso sucedería después). En este momento, viaja a Tarso para buscarlo y llevarlo a Antioquía para terminar de formarlo y fortalecer el equipo ministerial. En el v. 26 surge la denominación de “cristianos” por primera vez en la historia, precisamente como resultado de la constancia en la vida comunitaria.

Y es que para que la Iglesia viva una existencia dinámica requiere manejar un sólido equilibrio entre sus ministerios, sometiendo las ansias de poder y protagonismo, muchas veces normales, pero que eventualmente pueden dañar al cuerpo de Cristo.


[1][1] Cf. Shigeyuki Nakanose, “Para entender el libro del Deuteronomio. ¿Una ley a favor de la vida?”, en RIBLA, núm. 23, 1996, www.claiweb.org/ribla/ribla23/para%20entender%20el%20libro%20de%20deuteronomio.html.
[2] J.V. Pixley, “Hacia una teoría de la profecía”, en Varios autores, Misión profética de la Iglesia. Méxicdo, CUPSA, 1981, pp. 24-25.

viernes, 17 de julio de 2009

EL REGALO DE FRANCIA AL MUNDO

Mensaje del Rv. Dr. Clifton Kirkpatrick, Presidente de la Alianza Reformada Mundial en ocasión del 500 aniversariio del nacimiento de Juan Calvino y el 450 anniversario de la Iglesia Reformada de Francia

La Sorbonne, Paris, Francia, 22 de mayo de 2009

(Traducción del Pbro. José Luis Velazco Medina, México, con permiso del Autor)

Hermanas y hermanos en Cristo de la Iglesia Reformada de Francia, este es un gran día
no solamente para Francia y la Iglesia Reformada de Francia, sino también para todos los Cristianos pertenecientes a la tradición Reformada a través del mundo. Nos reunimos aquí esta noche en la Sorbonne para celebrar y dar gracias a Dios por dos grandes regalos de Francia al mundo y a la Iglesia universal: es decir, Juan Calvino y la Iglesia Reformada de Francia.

Es muy singular y providencial que el 500 Aniversario del nacimiento de Calvino y el 450 Aniversario de la Iglesia Reformada de Francia ocurran en el mismo año. Me parece muy apropiado que haya sido así, pues fue Calvino y su visión que dio nacimiento a esta Iglesia la cual, juntamente con otros herederos de Calvino, ha sido un verdadero regalo al mundo. Este movimiento que empezó hace medio milenio, ahora ha llegado, en las palabras del Señor Jesús, "hasta lo último de la tierra." Hoy día dos terceras partes de los casi cien millones de Cristianos Reformados viven en el sur de nuestro mundo global.

Llegamos aquí representando ese cuerpo global, me refiero a la Alianza de Iglesias Reformadas (y que muy pronto llegará a ser la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas) a fin de saldar nuestra gran deuda de gratitud a Francia y a la Iglesia Reformada de Francia.

*Por ser que, Juan Calvino, un hijo de Francia, fue quien inspiró el movimiento mundial de "los reformados siempre reformándose por la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo."

*Por ser que la Confesión Francesa fue conformada, si no es que escrita, por Juan Calvino y que llegó a ser la base confesional que trajo a la vida a la Iglesia Reformada de Francia y que ha sido tan apreciada por las Iglesias Reformadas como la mía propia y muchas otras,

*Por ser la Iglesia que configuró la organización y forma de gobierno de las iglesias Reformadas en todo el mundo sobre una visión o base de un liderazgo compartido en el cuerpo de Cristo,

*Por haber vivido en fe y fidelidad, frecuentemente en tiempos difíciles, durante los últimos 450 años,

*Por su trabajo llevado con amor, compasión, justicia, y el evangelio que esta Iglesia ha compartido en todos los rincones del la tierra,

*Por modelar lo que pueden ser ministerios fieles en un mundo secular, pluralista, multicultural del silgo 21, y

*Por ser un miembro tan vital de la comunidad Reformada mundial y de la Iglesia ecuménica,

Por todos esos dones, les damos nuestras más profundas y sinceras gracias!

A pesar de que la mayoría de nosotros no tenemos aniversarios comparables a 450 años, este año el 500 aniversario del nacimiento de Calvino es un tiempo de bendición especial y de celebración para los cristianos Reformados en todo el mundo. La semana entrante en el día de Pentecostés, la Alianza Mundial de Iglesias Reformadas reunirá Cristianos Reformados de todo el mundo, esperando que incluya a muchos de Francia, para celebrar este Jubileo Calvinista en la Catedral de San Pedro en Ginebra. Esta celebración será transmitida por televisión en toda Europa y los Estados Unidos. En el día del cumpleaños mismo de Calvino, el diez de julio, habrá celebraciones y eventos especiales al derredor de todo el mundo.

Para concluir este año de celebraciones, estamos particularmente emocionados que las divisiones en la comunidad Reformada serán subsanadas. Los dos cuerpos globales mayores (la Alianza de Iglesias Reformadas y el Consejo Ecuménico Reformado) se unirán en un solo cuerpo global, que será la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, reflejando la gran pasión de Calvino (y de Jesús mismo) por la unidad entre sus seguidores.

Como preludio a tal culminación y como una expresión de aprecio de todo el mundo Reformado por la Iglesia Reformada de Francia, estoy muy complacido que el Secretario General de la AMR, Setri Nyomi y yo estamos aquí junto con nuestra contraparte del Consejo Ecuménico Mundial, el Presidente Meter Borgdorff y el Secretario General Richard van Houton, a fin de expresar nuestro aprecio a Ustedes en anticipación de que desempeñarán un papel de liderazgo mayor en la Comunión Mundial tal como lo han venido haciendo en la Alianza Mundial durante muchos años.

Al venir para celebrar y dar gracias, queremos también presentarles un desafío que hemos compartido con las Iglesias Reformadas a través de los años. Calvino mismo estaría profundamente decepcionado si nuestro primer enfoque fuese solamente celebrar su ministerio al recordar su cumpleaños. De hecho, Calvino fue muy enfático al declarar que él no quería ningún tipo de adulación. De acuerdo a sus instrucciones el fue sepultado en una tumba sin marca alguna a fin de que la gente no pensara exclusivamente en Calvino como persona. Lo que Calvino hubiera preferido es que al celebrar su aniversario lo hagamos haciendo que su visión, acerca de la fe y la vida Cristiana, se convierta en realidad en nuestro propio tiempo.

El desafío entonces es no solamente celebrar a Calvino (aunque probablemente necesitamos hacerlo un poco más que lo que Calvino hubiera querido) sino más bien hurgar su legado para lograr la renovación de un testimonio fiel en nuestro tiempo----me refiero a buscar y aprender de Calvino lo que pudiera significar iniciar una revolución calvinista en la Francia del siglo 21! La Alianza ha realzado en forma de un libro atractivo intitulado El Legado de Juan Calvino, tres temas que Calvino pensaba que eran importantes en su tiempo y que nosotros creemos son de suma importancia también para el nuestro.

El primer tema es un llamado a compartir la pasión de Calvino por el don de la comunión. Calvino tenía una profunda pasión por un sentido de comunidad y de koinonia en la comunidad Cristiana local, por una participación regular de la Cena del Señor, y por la unidad de la Iglesia Universal. A pesar que el legado de Calvino resultó en divisiones de la Iglesia (y aun entre los Cristianos Reformados) su profunda pasión estaba relacionada a ese sentido de comunidad y de unidad.

Aunque nunca fue capaz de realizarla en Ginebra, Calvino abogaba por la celebración semanal de la Cena del Señor como un acompañamiento a su fuerte énfasis en la predicación de la Palabra. El veía en la eucaristía la expresión más profunda de nuestra unidad con Cristo y de los unos con los otros. En una forma global Calvino siempre estaba luchando por la unidad y el testimonio común entre todos los Cristianos. Alguna vez le escribió al Arzobispo Kramner, que el ávidamente "cruzaría diez mares" si eso adelantara la causa de la unidad Cristiana.

En nuestro mundo post-moderno este anhelo por el don de comunidad es más fuerte que nunca. En un mundo individualista y fragmentado, la Iglesia es llamada a ser una comunidad genuina de Cristo y a expresar esa unidad frecuentemente en torno a la Mesa del Señor. También somos llamados a retomar una de nuestras características distintivas----ser líderes en el movimiento ecuménico. Debemos recordar siempre que somos ecuménicos porque somos Reformados. En un mundo fragmentado y en una Iglesia fragmentada, en donde muchos de los grandes conflictos se encuentran centrados en las diferencias religiosas, el llamado de Calvino a reconsiderar el don de la Comunión es más relevante que nunca.

El segundo tema que hemos realzado es el llamado central de la Alianza Mundial de Iglesias Reformadas, pactando luchar por la justicia. Uno de los temas constantes de Calvino era la soberanía de Dios. Calvino se hubiera escandalizado al conocer nuestro fenómeno actual de una religión privatizada. Para Calvino era muy claro que Dios es soberano sobre todas las esferas de la vida y que nosotros como Cristianos hemos sido elegidos por Dios no para vivir una vida para nosotros mismos, sino más bien para vivir una vida para la gloria de Dios.---es decir, estar activamente comprometidos en promover " las buenas nuevas a los pobres, anunciar libertad para los oprimidos y liberar a los cautivos." (Lc.4.18) En Ginebra Calvino no solamente estaba preocupado por re-construir a la Iglesia, sino también lo estaba por establecer un Hospital General que sirviera como salvaguarda social para los desposeídos, que se diera la bienvenida a los inmigrantes y que se conformara un sistema social donde imperara la justicia.

.Para la comunidad mundial Reformada, este llamado nos ha llevado a abrazar "un pacto a favor de la justicia económica y la conservación de la tierra" por medio de la confesión de Accra. Como un movimiento compuesto mucho menos por gente de clase media de Francia o de Estados Unidos y mucho más por los más pobres del mundo de lugares como Sudán, Malawi, Guatemala, e Indonesia, nuestra visión se ha enriquecido. Somos parte de una "iglesia de los pobres." Somos llamados a darnos cuenta de nuevo que la pobreza y la opresión de nuestro mundo no solamente son moralmente injustos sino que son fundamentalmente una afrenta a Dios y que, por tanto, somos llamados a cambiar. En un tiempo cuando vemos que la brecha continúa creciendo entre los ricos y los pobres, y que millones viven en pobreza extrema, y que la destrucción de nuestro medioambiente continúa a grandes pasos; por todo eso, somos llamados a estar firmes contra las fuerzas de imperio en nuestro tiempo y ser la punta de lanza de un movimiento por la causa de la justicia en el campo de la economía y la preservación de la tierra.

El tercer tema esta relacionado a la santidad de la vida y del medioambiente. Calvino no puede exactamente ser calificado como un "teólogo verde," pero si es interesante leer sus sermones sobre Deuteronomio y ver su profunda pasión por la naturaleza, su cuestionamiento, especialmente en tiempos de guerra, a aquellos que destruirían el orden de la creación, así como su sentido de la presencia de Dios en medio de la creación. Calvino de la misma manera sentía una gran pasión por la vida humana y un aborrecimiento por la guerra. Calvino frecuentemente amonestaba a los Cristianos Reformados en Francia que sufrían violencia y persecución a causa de su fe no responder de la misma manera. El sabía que la violencia engendra más violencia y que ésta es contraria a la voluntad de Dios.

El llamado a ser hacedores de la paz no podía ser más urgente que el día de hoy. Vivimos en tiempos de guerra, piratería, terrorismo, violencia doméstica, abuso de los derechos humanos y la destrucción agresiva del medioambiente. Como Cristianos Reformados somos llamados a ir y luchar en una dirección diferente y a hacer de nuestras comunidades una demostración viviente del amor, la compasión, la justicia, y de ayuda mutua. Es una orden muy alta de alcanzar pero es la voluntad de Dios!

Calvino mismo no siempre vivió a la altura de su visión, pero él sabía en su corazón que Dios nos ha elegido con un propósito. Ese propósito incluye el responder al amor de Dios viviendo en comunidad, luchando en pro de la justicia y respetando la santidad de la vida. Calvino sabía que estas realidades son la médula de las intenciones de Dios para la humanidad y de esta manera se convierten en nuestro llamado común. Si hay algo de valor en todo esto, esos llamados son más importantes ahora en el Siglo Veintiuno que en el Siglo Dieciséis.

Que Dios bendiga ricamente a la Iglesia Reformada Francesa al celebrar su 450 aniversario y que mire hacia delante para seguir siendo una comunidad de testimonio redentor en los años por venir. Y que Dios bendiga ricamente la comunidad Reformada global al caminar hacia nuestros segundos 500 años como un pueblo "reformado siempre siendo reformado por la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo!


miércoles, 15 de julio de 2009

CARTA DE LA ARM (ALIANZA REFORMADA MUNDIAL).



"Gracias Dios por el legado desafiante de Calvino, hoy", dice Carta de la ARM por el Jubileo


La Alianza Reformada Mundial, circuló una Carta a sus comunidades en todo el mundo, en ocasión de cumplirse este viernes (el pasado 10 de Julio), los 500 años del nacimiento del reformador francés Juan Calvino.


En ella resaltan la pertinencia de su mensaje en los desafíos del siglo XXI. La carta lleva las firmas del Rev. Dr. Clifton Kirkpatrick y el Rev. Dr. Setri Nyomi, Presidente y Secretario General respectivamente de la Alianza.


Ginebra, miércoles, 8 de julio de 2009


Hace quinientos años este viernes, 10 de julio, nacía en Noyon, Francia, Juan Calvino. La familia de la Reforma conmemora esta fecha, no para crear un culto a Calvino, o hacerlo ver como un "santo perfecto". Calvino ciertamente no era perfecto, y es en contra de los cristianos reformados fomentar culto a personalidades. Juan Calvino mismo insistió "Soli Deo Gloria" - "Sólo a Dios sea la gloria".


Conmemoramos este día, en un espíritu de gratitud a Dios por cómo Calvino ha inspirado a un movimiento de personas comprometidas a vivir fielmente a Dios en diferentes contextos, y cómo su legado continúa inspirándonos a ser fieles a Dios para responder a los actuales desafíos.


En nuestro mundo hoy en día, muchos sufren a causa de la injusticia en la economía, y esto mucho antes del actual colapso en los mercados financieros. Esto ha sido agravada por la crisis financiera y las pérdidas de empleo en muchos países, mientras que los que se beneficiaron del sistema siguen siendo sacado de apuros. Calvino afirmó: "Una justa distribución puede convertirse en realidad si los ricos no tragan ávidamente, si no rastrillan en cada lado lo que pertenece a los demás para satisfacer su codicia..." (Comentario de Calvino sobre Éxodo 16: 19.)


En nuestro mundo actual, donde la humanidad está ignorando descaradamente el medio ambiente y, de hecho, la destrucción de la creación de Dios, las palabras de Calvino puede ser instructivas: "Quien es dueño de un pedazo de tierra, debe recoger los frutos de tal manera que el suelo no sufra daños y como... mayordomos de Dios... Si seguimos esta línea, nadie se comportará inmoderadamente ni dará mal uso a lo que Dios desea preservar". (Comentario de Calvino sobre Génesis 2,15)


En nuestro mundo de hoy, donde incluso dentro de la iglesia hay tantas divisiones y muchos líderes de la iglesia y los cristianos no se toman en serio la llamada a la unidad de la cristiandad, se nos recuerda por Calvino "Cada vez que leemos la palabra "uno", vamos a recordar que se usa enfáticamente. Cristo no puede dividirse. La fe no se puede alquilar. No hay varios bautismos, sino uno, que es común a todos. Dios no puede estar divididos en diferentes partes... fe y bautismo, en Dios el Padre y en Cristo, debemos unirnos... "(comentario de Calvino sobre Efesios 4:5)


Juan Calvino escribió estos comentarios en el siglo 16. Y siguen siendo pertinentes hoy. Ese es el legado por lo que damos las gracias a Dios. Es nuestra esperanza que inspire el presente; somos nosotros los que vivimos en el siglo 21 y debemos ser fieles a Dios en nuestro compromiso con la unidad de los cristianos, a hacer frente a las fuerzas del mal y la injusticia en la sociedad, y hacer todo lo posible para ser agentes de Dios para transformación, generando una diferencia en nuestras comunidades.


Aprovechamos esta oportunidad para saludar a todos los que están organizando las actividades y los servicios de culto de este fin de semana (10- 12 de julio 2009). Que Dios les bendiga al conmemorar este aniversario. Aprovechamos esta oportunidad para saludar a los que han tenido algunas de las actividades a principios de este año, o tienen previsto participar en las actividades de aniversario este año.


También queremos dar las gracias a todas las personas y las congregaciones que hicieron colectas para dar un regalo especial de cumpleaños en forma de recursos financieros, con los que la Alianza Mundial de Iglesias Reformadas puede seguir siendo fiel a Dios en el cumplimiento de los mandatos que están en parte inspirado por la vida y ministerio de Juan Calvino. Para aquellos que quieran seguir este buen ejemplo, pueden visitar el sitio web WARC (http://www.warc.ch/) yendo a "Calvino y WARC". También puede encontrar más información sobre el Jubileo en http://www.calvin.org/.


Al conmemorar 500 años del nacimiento de Calvino, pueden todas nuestras acciones dar respuestas a la comunidad mundial y a los desafíos de hoy para la gloria de Dios.


Soli Deo Gloria!


Traducción para ALC: Claudia Florentin

viernes, 10 de julio de 2009

EN HORA BUENA AL MUNDO REFORMADO



¡El día ha llegado! Este 10 de Julio del presente año (2009) celebramos los 500 años del nacimiento del insigne reformador Juan Calvino. Las iglesias de corte reformado en todo el mundo ya están en los festejos con sendos congresos donde se estudia y reflexiona sobre la vida y pensamiento del reformador francés.


Felicidades al pueblo Presbiteriano y Reformado que con gratitud al Señor de la Gloria, celebra la vida y obra de este siervo humilde, hombre según el corazón de Dios, quien entendió bien y nos recordó como el apóstol San Pablo y San Agustín, que existimos y debemos vivir para la gloria de Dios.


Tratándose de que la Iglesia Presbiteriana es fundamentalmente calvinista, vamos a referirnos, aunque sea brevemente a la vida y obra de Juan Calvino. Retomamos, pues, una porción del artículo editado con anterioridad denominado: "La reforma y el presbiterianismo".


Juan Calvino nació en Noyón, un pueblo de Francia situado a unos cientos cuarenta kilómetros de París, el 10 de julio de 1509. Su padre, Gerardo Chauvin, en virtud de los cargos importantes que desempeñaba como secretario del obispo de Noyón, abogado del cabildo y procurador fiscal del condado, mantenía buenas relaciones con las familias nobles y el alto clero de la región, aun cuando fuese hijo de una familia humilde. Su madre, Juana Le Franc de Cambray, era una mujer piadosa y celosamente cumplidora de sus deberes religiosos. El ambiente de los primeros años del Calvino fue, pro tanto, de extrema religiosidad, situación que de seguro influyó en su futuro carácter austero y autoritario.


Su padre había planeado para él la dedicación al sacerdocio y le proveyó la mejor preparación intelectual de la época. Ya a la edad de catorce años Calvino había ingresado en la Universidad de París, donde estudió Latín, Lógica y Filosofía. Pero al fin decidió estudia Leyes y pasó posteriormente algunos años en las Universidades de Orleans y Burgues, bajo la orientación de los más conspicuos profesores franceses.


Después de la muerte de su padre, Calvino se sintió libre para seguir sus propias inclinaciones, y se dedicó devotamente al estudio de la Literatura. El primer libro que salió de su pluma fue un comentario al Tratado de la Clemencia, de Séneca, y en esta obra Calvino cita a cincuenta y seis autores latinos y a veintidós griegos, lo que nos da una idea del profundo conocimiento literario que llegó a poseer.


La fecha exacta en que se produce la conversación de Calvino nos es desconocida, pero se estima generalmente que esto sucede a fines del año 1533. En su comentario sobre el libro de los Salmos, Calvino nos informa que su conversación fue súbita, pero no nos dice en parte alguna el tiempo ni el lugar en que ella se verificó.


En marzo de 1536, estando Calvino en Basilea, ve la luz la primera edición de su obra magna: La institución de la Religión Cristiana. Este libro, en su aparición inicial, era un trabajo compendiado, cuya finalidad fue la de dar a conocer el pensamiento protestante a quienes perseguían a los reformadores sin entender ninguna de sus ideas. Este libro fue revisado posteriormente y logro publicarse en cinco ediciones diferentes. Son tan determinantes sus afirmaciones y tan lógica y clara su exposición, que influencia ha alcanzado a todos quienes han pensado teológicamente después de Calvino.


La persecución en Francia continuaba su marcha macabra y Calvino, en compañía de muchos otros protestantes, se vio en la necesidad de huir de su país natal para acoger a la protección de la sección protestante de Alemania. La ruta más segura para emprender este viaje era a través de Suiza, y es así que vemos a Calvino, en una noche de agosto de 1536, deteniéndose en Ginebra para disfrutar de algunas horas de descanso. Lejos estaba él de saber que aquella escala cambiaría el rumbo de su vida.


Guillermo Farel, un laborioso pastor protestante, había comenzado trabajo religioso en Ginebra en 1532, y había logrado hacerse de una notable congregación. En la ciudad, sin embargo, hacía falta la autoridad de un verdadero guía, y en cuanto al pastor ginebrino supo de la cercana presencia de Calvino, fue a pedirle que se quedase allí para servir a Dios. Al principio Calvino rechazó el ofrecimiento, pero al fin accedió y con la sola excepción de tres años que pasó exilado en Alemania, vivió el resto de sus días en una ciudad a la cual llegó para descansar una sola noche.


Juan Calvino inicia sus labores en Ginebra en Septiembre de 1536, predicando un sermón en la Catedral de San Pedro, y en seguida emprende su tarea reformada, logrado implantar un sistema bíblico de gobierno en la Iglesia, y logrando prepara a centenas de hombres que más tarde regarían por toda Europa la más sólidas doctrinas cristianas. Probablemente el impacto del calvinismo en Ginebra fue demasiado fuerte, de tal forma que el reformador francés fue mal entendido, creándose una tensa situación en toda la ciudad. En abril de 1538 se les obligó, tanto a él como a Farel, a abandonar la ciudad. Esta experiencia, que para otros hubiese sido estimada como un fracaso, fue convertida por Calvino en una gran oportunidad para renovar estudios y relaciones.


Cerca de tres años pasó Calvino en Estrasburgo. En esta ciudad público la segunda edición latina de los institutos, publicó su comentario sobre la Epístola a los Romanos, y editó el Tratado sobre la Cena del Señor. Y precisamente, en Estrasburgo se casó el reformador, en Septiembre de 1540, con Idelette de Bure, viuda de Juan Stórder, predicador anabaptista. Pro ese tiempo Farel aceptó el pastorado de la Iglesia de Neuchátel, donde pasó gran parte de su ministerio, falleciendo en 1565 a los setenta y seis años de edad, un año después de la muerte de Calvino.


Durante la ausencia de Calvino las cosas en ginebra no marcharon del todo bien, y por fin el Consejo Municipal, a mediados de 1540, envió un emisario a Estrasburgo para evitar oficialmente al reformado a que regresara a Ginebra. Calvino se resistió a regresar, pero estimando que debía acatar la voluntad de Dios, volvió a Ginebra el 13 de Septiembre de 1541. En esta ciudad estuvo hasta el fin de sus días.


La tarea efectuada por Calvino fue abrumadora. Hizo funciones de predicador, escrito, polemista, reformador, maestro, consejero, teólogo, exégeta, etc. Logró, por medio de su férrea voluntad, crear en Ginebra un verdadero estado teocrático, donde la ley primera era la Palabra de Dios, y su influencia directa llegó a centenas de hombres que más tarde propagaron el calvinismo por todos los ámbitos del mundo. Es difícil armonizar la débil y quebrantada salud de Calvino, con la gigantesca y perdurable realización de su obra. El reformador murió relativamente joven. El 6 de Febrero de 1564 predicó su último sermón y falleció el 27 de mayo del mismo año. Calvino, antes de morir, hizo prometer a sus más cercanos amigos que no colocarían monumento alguno sobre su tumba, y de tal manera fue esto así, que hoy no sabemos descansan los restos de la más brillante figura de la Reforma religiosa del siglo XVI.


La Iglesia Presbiteriana se debe en mucho a Juan Calvino. Ya establecimos anteriormente que las verdaderamente raíces del Presbiterianismo proceden de la Sagradas Escrituras, pero hemos referido que las doctrinas propias de nuestra Iglesia permanecieron durante siglos pretéridas y despreciadas, por la imperdonable actitud de una cristiandad completamente desfigurada. Calvino resucitó los adormecidos principios y doctrinas del presbiterianismo, y organizó de nuevo la iglesia Presbiteriana de acuerdo con las normas escriturarias. Esto sucedió hace alrededor de 400 años.


La influencia de Calvino es mucho más amplia que las que generalmente suponemos. Las doctrinas y principios que él sostuvo proporcionaron las bases para el establecimiento de la república holandesa, la rebelión de Escocia contra María Estuardo, la revolución puritana en Inglaterra, y en parte, las revoluciones norteamericanas y francesas. Ranke, el notable historiador alemán afirman categóricamente: "Calvino es el verdadero fundador de América", y D'Aubige, el insigne historiador francés, opina: "Calvino ha sido el fundador de las más grande repúblicas". Sin duda alguna, su aporte al concepto humano de la libertad tiene generosas implicaciones, y su interés bíblico en el gobierno presbiteriano es la prístina fuente de donde han surgido las democracias representativas que en el mundo han sido.

jueves, 9 de julio de 2009

A PROPÓSITO DEL JUBILEO



Sello postal extraordinario:


El Reformador Juan Calvino no solamente llevó a cabo grandes obras en la iglesia, este francés de nacimiento también dejó importantes huellas que marcan nuestra sociedad hasta hoy en día. Con motivo del 500 Aniversario de su nacimiento, el Correo de Suiza editó un sello postal extraordinario.

Su Valor:
100 céntimos de Franco Suizo

Su Venta comenzó:
Filatelia: a partir del 21 de Febrero de 2009 hasta el 31 Marzo del 2010 hasta agotar
Oficinas postales: a partir del 5 de Marzo del 2009 hasta agotar

Su Vigencia es:
Ilimitada a partir del 5 de Marzo del 2009

No solamente se están vendiendo los sellos postales, sino también botellas de vino con el emblema conmemorativo, chocolates, discos, libros, etc. Todo esto puede ser constatado en el link de calvino9.org en este mismo blog de donde tomamos la información.

domingo, 5 de julio de 2009

CRISTIANOS CON LAS CARACTERISTICAS DEL REFORMADOR JUAN KNOX



Quisiera compartir por qué necesitamos desesperadamente a más cristianos y cristianas como Juan Knox hoy, y por qué elegimos el nombre de JUAN KNOX para un nuevo presbiterio en Q. Roo.

Como ustedes saben, Juan Knox fue uno de los tres sobresalientes de los primeros reformadores protestantes:

  • Martín Lutero desempeñó servicios en Alemania,
  • Juan Calvino ministró en Ginebra y
  • Knox ministró en Escocia.

Hay cuatro cosas que quisiera recordáramos sobre Knox; cuatro rasgos que creo que necesitamos en los graduados de los seminarios hoy, y no apenas en nuestros ministros, pero en todos los cristianos por todas partes.




CONOCIMIENTO :


El primer rasgo memorable en Juan Knox era una mente excepcional dedicada a Dios.

Antes de su ordenación como sacerdote de la iglesia católica, Knox había exhibido un intelecto refinado en sus estudios en la universidad de Glasgow.


Después de que él se hizo un Reformador protestante, se observó su capacidad con los idiomas, la filosofía, y la lógica.

Los historiadores nos dicen que cuando Juan Knox nació, Escocia era la nación de Europa más hundida en la ignorancia y la superstición y la ausencia del Evangelio.


Pero, cuando Juan Knox murió, Escocia había sido transformada y se había convertido totalmente en un modelo del conocimiento y de la virtud cristianos.


Knox, como los antiguos apóstoles, había trastornado al mundo, o por lo menos a su nación.


Esa transformación comenzó con una mente brillante que fue disciplinada y confiada bien al estudio y a aprender.

Equipado de un conocimiento cuidadoso y sano, Knox fue calificado bien para hacer frente a los enormes desafíos de su día.

  • Mi esperanza es que los estudiantes en la voluntad del Presbiterio, como Juan Knox, aprenden a fondo las grandes doctrinas de la Biblia y de la fe reformada y se califiquen a fondo para enfrentar al mundo y aplicarlas en nuestros días.



FE :


Había un segundo rasgo muy importante que hizo de Knox el gran predicador y Reformador que él era. Ese rasgo era la fe.

Podríamos decir que la fe de Knox comenzó en una biblioteca monástica.

Allí, con curiosidad, él miraba los libros condenados por la inquisición de la iglesia romana, y él descubrió algunos volúmenes escritos por un hombre llamado Juan Calvino.

Los libros, por supuesto, eran "la institución de la religión cristiana".

Knox también encontró allí una biblia, que él no había visto antes, y la comenzó a leer.

Sus ojos cayeron en las palabras de Juan 17:3, "y esta es la vida eterna, que te conozcan a Tí, al único Dios verdadero y a Jesucristo a quien has enviado."

El Espíritu Santo comenzó a trabajar fuertemente en el corazón y la vida de Juan Knox, y la luz del Evangelio de Salvación rompió lentamente sobre él.

Después se puso en contacto con George Wishart, un hombre santo a quien Knox o cualquier persona en Escocia habían conocido siempre u oído hablar.


Con estas tres influencias - las instituciones de Calvino, el ejemplo y la predicación de George Wishart, y del conocimiento de la Biblia en primera instancia – trajeron a Juan Knox de las supersticiones católico romanas a la luz del Evangelio glorioso de Cristo.


Así, al conocimiento de Juan Knox, había la fe agregada, una fe sólida, en Jesucristo solamente como su salvador y como su protector.




CELO :


En tercer lugar a nuestro retrato de Juan Knox, agregaría el rasgo del celo. Knox mantuvo su celo a través de todos los años de la persecución amarga a la que él hizo frente.

En cierta ocasión, mientras estaba en cautiverio como esclavo de las galeras, la nave de Knox pasaba cerca de Escocia. De su nave él vio las torres de la Catedral de San Andrés y dijo, "… es allí donde primero abrí mi boca para proclamar el Evangelio de Cristo. Y si Dios me permite vivir, proclamaré de nuevo el Evangelio en esa gran iglesia."


En la Voluntad y Gracia de Dios y con la intercesión del rey Eduardo VI de Inglaterra, Knox fue liberado de su cautiverio y fue a Ginebra a buscar a ese Juan Calvino que había escrito las instituciones que lo inspiraron.


Allí en Ginebra él recibió la enseñanza de Calvino por varios años y después volvió a Escocia para continuar la reforma.


El celo de Knox no fue limitado a la predicación y a estudiar sin embargo. También fue visto en su vida de oración.


La historia nos cuenta que él se arrodilló para rogar en el jardín de la iglesia en Edimburgo, y gritar en voz alta con la gran agonía del Espíritu, "Oh gran dios, dame a Escocia antes que muera."


Ése era en verdad el principio de la transformación de esa tierra. Y, en un sentido muy verdadero, antes de que Juan Knox muriera, Dios le había dado a Escocia.

Lo que necesitamos hoy son seminaristas, o ministros que oren con celo evangelístico.

Espero que los graduados de nuestros seminarios tengan no sólo un cuidadoso y conocimiento sano, sino que agregaran a ese conocimiento una fe cuidadosa en Jesús Cristo, y a ese celo de la fe.



VALOR :


Así que, Juan Knox tenía conocimiento, fe, celo, y, valor - valor de proclamar el Evangelio en una tierra en donde eso podría fácilmente costarle su vida - valor de reformar la iglesia según Las Escrituras- valor también de enfrentar las autoridades temporales de su tierra.

El valor de Knox fue considerado claramente por sus constantes enfrentamientos con la reina Maria de Escocia.


La opusieron amargamente a la reforma protestante y ávidamente intentaba destruirla totalmente en Escocia.

Knox, sin embargo, no se asustaba de muerte o cualquier cosa.

De hecho, después de que Maria no reinara más, el rey interino de Escocia dijo de Knox sobre su muerte, "aquí yace un hombre que nunca tuvo temor de hablar y mirar a la cara."

  • Los predicadores debemos poner atención, mucha atención a esas palabras. Pueden ser dichas de nosotros, al final de nuestro peregrinaje: "aquí yace un hombre que nunca tuvo temor de hablar y mirar a la cara."

Knox tenía valor - valor que le permitió predicar el Evangelio a toda la clase de gente - el valor que le permitió enfrentar los males públicos de Escocia y transformarlos por la energía del Evangelio y del mandato cultural.

Siendo luz y sal, Juan Knox cambió la totalidad de su nación.




Conocimiento, fe, celo, y valor.

Cuatro cosas a recordar sobre Juan Knox; cuatro rasgos de la mujer o el hombre que se nombra Presbiteriano.

Más importantemente aun, son cuatro rasgos que se necesitan desesperadamente en nuestros púlpitos hoy y en nuestros templos también.


Trabajamos bajo la voluntad de dios para ver los púlpitos y los bancas de nuestras iglesias en nuestra nación y mundo, llenas de cristianos como Juan Knox.

jueves, 2 de julio de 2009

LLevando una nación a Dios: LA VIDA Y LOS DESAFÍOS CONTEMPORÁNEOS DEL REFORMADOR JUAN KNOX


Introducción: Llamado y ministerio de Knox

Lectura bíblica: Éxodo 3:9-12; 4:10-12; Hebreos 11:24-27

Moisés ha vivido 40 años en el desierto. La vida turbulenta de Egipto es cosa del pasado; ya es padre de familia, dedicado a la vida apacible del campo. Pero Dios irrumpe en su vida, y lo llama a asumir el liderazgo de su pueblo en la etapa más crítica de su vida nacional. ¿Cómo reacciona Moisés? Le responde a Dios que no, le ruega que envíe a otro, le expone toda la incapacidad que siente para tan magna tarea. Pero Dios le dice: "Ve, porque yo estaré contigo… tú dirás todas las cosas que yo te mande."

Acompáñenme hoy a un lugar muy alejado del desierto de Madián como también del bullicio de la metrópoli limeña. Se trata de la pequeña ciudad de San Andrés en los confines norteños de la Europa del siglo XVI. En Escocia se han escuchado las buenas noticias del Evangelio después de siglos de oscuridad espiritual, y un grupo de simpatizantes de las doctrinas reformadas de Martín Lutero está encerrado en el castillo de San Andrés, sitiado por la flota francesa resuelta a extirpar el naciente protestantismo de Escocia. Como pastor de la congregación está John Rough, pero él siente que no tiene los dones necesarios para una labor tan difícil. También en la congregación está el ex-sacerdote, Juan Knox, trabajando actualmente como tutor de los dos hijos de un aristócrata escocés. Rough y otros hermanos de la congregación se han dado cuenta de las cualidades de Knox, y deciden que él debe aceptar el pastorado. Pero Knox, como Moisés, se niega a hacerlo, aduciendo "que no correría donde Dios no le había llamado".

Un día en la iglesia Rough predicó sobre la elección de pastores y la responsabilidad que tiene la congregación en esta elección. Insistió en lo peligroso que es para cualquiera que tenga los dones apropiados rechazar el llamado de Dios que le viene por decisión unánime del pueblo de Dios. Luego en pleno culto se dirigió a Knox, diciéndole: "Hermano… en el nombre de Dios y de su Hijo Jesucristo, y en nombre de los aquí presentes quienes te llaman por mi boca, te mando que no rehúses esta santa vocación". Dirigiéndose a la congregación, le dijo: "No fue éste su encargo para mí? ¿Y aprueban esta vocación?" Todos le contestaron que sí. Entonces el Moisés escocés irrumpió en lágrimas, y corrió fuera del templo hasta su cuarto donde permaneció varios días en oración y agonía espiritual. Finalmente aceptó la voluntad del Señor, convirtiéndose como Moisés en líder espiritual de una nación entera.

¿Cómo era Escocia, escenario del fructífero ministerio de Juan Knox? Era y es un país pequeño sin mucha influencia política o económica. En ese tiempo había sufrido, como Israel en Egipto, siglos de cautiverio, oprimido por sus caciques políticos y religiosos. La corrupción e ignorancia del clero eran notables. La riqueza de la Iglesia contrastaba con la extrema pobreza del pueblo. Y los pocos destellos de luz que aparecieron en los siglos XIV, XV y XVI fueron rápidamente sofocados mediante la destitución de bienes, la excomulgación, el encarcelamiento y la muerte. Seguidores del inglés Juan Wycliffe, conocidos como lolardos; seguidores del checo Juan Hus, quemado vivo en el Concilio de Constanza en 1415; hombres hasta de familias nobles como George Wishart y Patrick Hamilton, influenciados por las doctrinas de Lutero, todos pagaron con sus vidas su proclamación de la verdad del Evangelio.

A pesar de la persecución y el dominio político y religioso de la Francia católico romana, las primeras décadas del siglo XVI vieron el surgimiento de grupos de estudio bíblico, y la celebración de cultos religiosos según la práctica reformada. Estos grupos solían reunirse en casas particulares, sobre todo de familias aristocráticas que simpatizaban con las idea de Lutero. La reina María de Guisa y el Parlamento publicaban leyes con toda suerte de amenazas prohibiendo tales reuniones, pero el Espíritu de Dios estaba obrando, y a él no se le puede atar.

Sin embargo, los grupos dispersos precisaban de un líder para enseñarles según la Palabra y organizarles en una Iglesia bíblica y reformada. Y Dios, quien tenía su mano bondadosa sobre Escocia, había cifrado su mirada en el hombre idóneo: Juan Knox. Pero los siervos de Dios necesitan su preparación, como Moisés en la corte egipcia y luego en los desiertos de Madián, o Pablo en las escuelas rabínicas y luego en los desiertos de Arabia. A Knox también Dios le preparó para su misión. ¿Cómo lo hizo?

(i) Por el sufrimiento

Durante casi dos años Knox sufrió como prisionero de conciencia encadenado permanentemente en una galera francesa. No es fácil ser barro en las manos del Alfarero, a veces duele mucho, pero Dios hace cosas y vidas bellas y de gran utilidad a raíz de este proceso doloroso.

(ii) Por el destierro

Como Moisés y Jeremías, como Pablo y la mayoría de los apóstoles, Knox tuvo que aprender la realidad de la Iglesia universal, testificando de Cristo entre muchos pueblos. Por largos años añoraba su retorno a su querida Escocia, pero Dios le estaba enseñando que ningún creyente tiene hogar duradero en este mundo. Como Abraham, salió sin saber a dónde iba, habitando por la fe como extranjero en tierra ajena, escogiendo como Moisés ser maltratado con el pueblo de Dios antes que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios.

(iii) Por el ejemplo y enseñanza de otros

Sacó sumo provecho de su estadía en Ginebra, donde pastoreó una iglesia de habla inglesa, pero también aprendió a los pies de hombres como Juan Calvino y Teodoro Beza. De regreso en Escocia, mantuvo una correspondencia con Calvino, pidiéndole consejos e interpretaciones bíblicas. Muy importante esta lección para nuestras iglesias: no es sólo cuestión de cantar alabanzas y compartir testimonios (que desde luego tienen su valor). Tiene que haber una enseñanza bíblica sistemática y pertinente a la vida actual. ¿Quién sabe si entre nosotros haya un Lutero, un Calvino o un Knox en embrión? No fallemos en nuestra responsabilidad.

En 1557 Knox regresó a Escocia, invitado por los llamados "lores de la congregación". Predicó en muchos lugares, celebrándose por primera vez en Escocia la Santa Cena según el modelo reformado. El Espíritu de Dios estaba obrando, pero no era todavía el momento propicio, y Knox se vio obligado a huir. Pero en 1559 recibió otra invitación de un grupo nutrido de personas de todas las clases sociales quienes se habían unido en un pacto (el primero de muchos bands o covenants en la historia de la iglesia reformada en Escocia), para la defensa y proclamación del Evangelio. Después de muchos vaivenes y conflictos el Parlamento escocés decretó el 24 de agosto de 1560 que "el obispo de Roma no tiene jurisdicción ni autoridad en este reino", y anuló todas las leyes de los anteriores parlamentos que eran contrarias a la Confesión de Fe preparada por Juan Knox y otros cinco colegas pastores. Para el pueblo de Dios hubo alegría incontenible cuando Moisés les llevó por el Mar Rojo a la tierra prometida. No era menos la alegría del pueblo de Dios en Escocia por su liberación de la esclavitud espiritual, por más que el pueblo escocés de hoy desprecie y se mofe de su gran herencia espiritual.

Quiero destacar cuatro áreas donde nos desafía Juan Knox.

1. Una voz bíblica

Knox compartía plenamente la Sola Scriptura de la Reforma. Por más de 1000 años se habían acumulado tradiciones cada vez menos bíblicas en la Iglesia Cristiana. Para ellas se buscaba apoyo en el llamado "consenso unánime de los Padres", pero éstos se contradecían. Con Lutero y Calvino y los demás Reformadores se escuchó la verdadera seña cristiana: "¿Qué dice la Escritura?" Un bello ejemplo de esto se encuentra en la Confesión Escocesa, donde en el prefacio Knox y sus colegas dicen: "Afirmamos que si alguien encuentra en nuestra Confesión un artículo o una frase contrarios a la santa Palabra de Dios, se sirva tener la bondad en el amor cristiano de avisarnos de lo mismo por escrito; y nosotros por la gracia de Dios nos comprometemos con toda fidelidad a satisfacerle de la boca de Dios, o sea de sus santas Escrituras, o si no, la corrección de lo que él demuestre ser erróneo. Pues Dios es nuestro testigo que de todo corazón aborrecemos toda secta herética y a todo maestro de doctrinas falsas; y que con toda humildad abrazamos la pureza del Evangelio de Cristo, el cual es el único alimento de nuestras almas, y por consiguiente tan precioso que estamos resueltos a sufrir los peligros más extremos antes de permitir que se nos defraude del Evangelio."

Como todo Reformador, Knox en sus prédicas exponía la Escritura, explicando su significado original y luego aplicándola a situación actual. Por ejemplo, después de serias derrotas sufridas por los amigos escoceses de la Reforma a manos de las tropas francesas, predicó sobre el Salmo 80, donde Asaf ora por la restauración de Israel atribulado y derrotado. Expuso el Salmo entero en tres oportunidades: las dos primeras en Edimburgo y la tercera en Stirling. Explicó el contexto original, luego lo comparó con la situación en Escocia, recalcando la necesidad de reconocer su pecado y tener confianza en Dios:

"Cuando éramos pocos en comparación con nuestros enemigos, cuando no teníamos condes ni duques (salvo unos pocos) que nos animaran, clamamos a Dios, lo tomamos a él como nuestro protector, nuestra defensa, nuestro único refugio. No se escuchaba entre nosotros jactancia por nuestra cantidad de gente, nuestra fuerza o nuestra política; sólo le rogamos a Dios que viera la justicia de nuestra causa y la opresión cruel del enemigo tiránico. Pero desde que Su Excelencia el Príncipe y sus amigos se han juntado con nosotros, no se oye nada sino: 'El Príncipe nos traerá cien hombres armados; o, este otro tiene suficiente prestigio para convencer todo el país; o, si este gran Duque está con nosotros, nadie nos va a molestar.' Y de esta manera hasta los mejores entre nosotros, quienes antes sentían que la mano poderosa de Dios era nuestra defensa, ahora están confiando en el brazo del hombre."

En otra oportunidad, derrotados por los franceses y sin la ayuda inglesa prometida, "los loores de la congregación" se acercaron a Juan Knox, "en nuestra más honda desesperación, quien nos predicó un sermón muy animador sobre Juan 6 – la tempestad en el mar." "No debemos desfallecer", dijo, "sino que debemos seguir remando contra estas tormentas hostiles, hasta que venga Jesucristo, ya que estoy tan convencido que Dios nos librará de este trance agudo, como lo estoy de que este es el Evangelio de Jesucristo que hoy les predico. No ha llegado aún la cuarta vigilia de la noche, esperen un poco, se salvará la embarcación, y Pedro quien ha salido del barco no se ahogará."

Con tales prédicas bíblicas, siempre exponiendo el texto y siempre actualizándolo, mereció el elogio del embajador inglés, Randolph: "Os aseguro que la voz de un solo hombre es capaz de poner más vida en nosotros que quinientas trompetas que simultáneamente sonaran en nuestros oídos."

2. Una voz profética

En el Antiguo Testamento tenía el profeta una doble función: predecir eventos futuros y proclamar el mensaje de Dios para su propia generación, mensaje que frecuentemente incluía denuncias fuertes del pecado. Este segundo aspecto se ve claramente en Knox: exponía y condenaba las faltas de todos a la luz de la Palabra. Por eso se le considera duro e inhumano, sobre todo en su trato con la joven reina María Estuardo, hermosa, encantadora, siempre fascinante para los hombres. La verdad es que Knox comprendió su duplicidad, sobre todo por su crianza en la corte francesa dominada por la familia Guisa. Knox no sabía que ella había firmado un tratado (Cateau-Cambrésis) con cláusulas secretas donde los reyes de Francia y España prometieron aplastar el protestantismo en toda Europa, pero leía lo suficientemente bien su carácter como para decir: "La verdad es que todos sus procederes demuestran que las lecciones de su tío, el cardenal de Lorena, están tan adentradas en su corazón que parece que tanto la verdad interna como externa se mueren conjuntamente. Me gustaría estar equivocado, pero me temo que no lo estoy. En mi comunicación con ella he observado tal arte como nunca lo he encontrado en personas de su edad." Knox no iba a ser uno de los muchos hombres que entraron en amores con María Estuardo.

Si alguna vez ustedes han oído del rudo reformador intimidando ceñudamente a la dulce, indefensa María, es una descripción muy lejos de la verdad. Knox nunca buscó una entrevista, nunca se acercó a la corte sin ser llamado, se mostró siempre deferente, hablando con vehemencia sólo cuando se quería callar su voz de predicador del Evangelio. Basta un ejemplo de sus conversaciones. Knox había denunciado desde el púlpito de St Giles toda inmoralidad, incluso la de la reina. Entre sollozos femeninos y sonrisas acariciadoras María le preguntó autoritariamente a Knox: "¿Qué tenéis que ver con mi casamiento? ¿O qué sois vosotros en esta nación?" Nobilísima fue la respuesta de Knox: "Un súbdito nacido en ella, señora. Y aunque no soy conde ni gran señor ni barón en ella, sin embargo Dios me ha hecho (por abyecto que sea ante vuestros ojos) persona de bien en ella." ¿Acaso el País no necesita hoy voces proféticas como la de Knox, anunciando sin temor ni favor todo el consejo de Dios? No es de sorprenderse que en los funerales de Knox en 1572 el Regente de Escocia, el Conde Morton, ningún amigo de Knox, haya dicho: "Aquí yace un hombre que nunca temió ni halagó carne alguna." ¿Por qué no? Porque para él "el temor del Señor era el principio de la sabiduría".

3. Una voz patriótica

Knox sirvió al Señor en muchos países durante su exilio de Escocia: en Alemania donde ejerció un pastorado muy fructífero en Frankfurt; en Francia donde pasó varios meses predicando en Dieppe; en Ginebra que calificó como "la mejor escuela de Cristo que se haya visto desde los días de los apóstoles"; y en Inglaterra donde se le apreció mucho durante el reinado del Rey Eduardo VI y se le ofreció un obispado anglicano, oferta que Knox rechazó. Así que no era ningún nacionalista incapaz de ver lo bueno en otros países y lo malo en el suyo propio. Pero toda su vida le consumía una pasión santa: la de ver establecido el reino de Jesucristo en Escocia, y a sus compatriotas confiando en él y demostrando los frutos de la justicia cristiana.

Durante su cautiverio en las galeras Knox sufrió mucho. En una oportunidad el barco pasó cerca de la ciudad de San Andrés, pero Knox estaba tan debilitado que ni podía levantar la cabeza para mirar. Un compañero prisionero le preguntó si conocía aquel lugar, y recibió la siguiente respuesta: "Sí, lo conozco bien, pues veo la torre de aquel sitio donde Dios primero abrió mi boca en público para su gloria, y estoy plenamente convencido, por débil que parezca ahora, que no dejaré esta vida hasta que mi lengua glorifique su santo nombre en ese mismo lugar."

Knox era hombre de oración que nunca dejaba de implorar a Dios que bendijera su patria. A la vez era hombre de acción que siempre luchaba por el bien espiritual y material de su tierra natal. En los meses críticos antes de la victoria final y el establecimiento de la religión reformada en el país (1560), predicó una serie de sermones sobre la construcción del templo como se relata en la libro de Ageo. Denominó esta exposición "una doctrina adecuada para la época". Su ferviente deseo era que se construyera el templo de Jesucristo en todo el reino escocés. Dios escuchó sus oraciones y respondió a su fe, de tal modo que Calvino le escribió de Ginebra: "Al maravillarnos por el increíble éxito en tan corto tiempo, damos también profundas gracias a Dios, cuya especial bendición vemos resplandecer."

La visión de Knox y sus amigos abarcó todo aspecto de la vida nacional. Después de que el Parlamento escocés destituyera la religión católico romana, Knox propuso que las ingentes riquezas de la iglesia medieval se dividieran en tres partes: una para el sostenimiento de pastores; la segunda para el establecimiento de una escuela en cada parroquia y el desarrollo de un sistema nacional de educación primaria, secundaria y superior; y la tercera parte para sufragar las necesidades de los pobres. A causa de la codicia de los aristócratas que detentaban el poder político y querían adueñarse de los tesoros de la Iglesia, los proyectos de Knox nunca pudieron plasmarse en realidad. Escocia fue grandemente bendecida por la Reforma, pero ¡cuánta mayor habría sido la bendición de haberse escuchado y practicado los consejos de Knox y de la Palabra de Dios!

Como evangélicos en el País* tienen ustedes el mismo llamado de Juan Knox. Como él forman parte de la Iglesia universal de nuestro Señor Jesucristo, y no hacen distinciones de raza o nacionalidad. Pero también como él son ciudadanos de una patria que necesita de Dios. ¡Que la amen, que oren por ella, que pongan todo su esfuerzo porque sea verdaderamente grande y próspera! Dicha prosperidad no nace del petróleo, del Banco Mundial o de la subida al poder de algún otro partido político. Viene de la predicación del Evangelio y el testimonio de un pueblo nuevo, actuando como sal y luz en todo estrato de la vida nacional. Oremos que se cumplan en los pueblos y en el País* los lemas de las ciudades escocesas donde ministraron fielmente Knox y sus colegas: de Edimburgo, "Nisi Dominus Frustra = Si el Señor no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican"; y de Glasgow, "Que florezca Glasgow por la predicación de su Palabra y la alabanza de su nombre."

4. Una voz pastoral

Knox vivió en tiempos difíciles, tiempos que precisaban de un hombre de coraje y de convicciones inflexibles. Sin duda compartía algunas de la características de un Elías o un Juan Bautista, pero no por ello dejaba de tener un corazón amoroso y un cuidado pastoral por toda la grey de Dios, hasta los más humildes e insignificantes. Las multitudes escuchaban sus sermones y salían, según numerosos testimonios contemporáneos, "muy reconfortados". Y sobre todo en sus cartas encontramos esta ternura de espíritu, propia de un creyente que camina con el Señor. En medio de repetidas crisis nacionales, Knox seguía escribiendo a personas que pedían consejos espirituales; por ejemplo, a una Sra Locke le escribe así: "Ud. me escribe que anhela verme. Querida hermana, si yo le dijera cuán grande es la sed que tengo por su presencia, parecería demasiado exagerado mi lenguaje… su presencia es tan querida para mí que si no tuviera la responsabilidad del pequeño rebaño congregado aquí en nombre de Cristo, yo mismo llegaría a Ud. antes que mi carta."

El País* necesita líderes y políticos cristianos, necesita empresarios y economistas que trabajen honradamente en el campo de la industria y de las finanzas. Pero también necesita pastores y predicadores como Juan Knox, fieles a la Palabra y llenos del amor de Cristo. Oremos fervientemente que Dios nos provea a tales personas, hoy más que nunca.

Termino con dos ojeadas a Knox en su lecho de muerte. La primera demuestra su rectitud y compasión, cuando la misma mañana de su fallecimiento se preocupa por pagar los salarios de sus siervos, dándoles algo extra porque será la última vez. La segunda resalta su unión con Cristo y su esperanza de pasar muy pronto a la felicidad de la eternidad con él. "Léeme", le dijo a su esposa, "donde primero eché mi ancla", y ella le leyó el capítulo 17 de Juan, lleno del amor eterno de Cristo y la seguridad eterna de sus elegidos. "Padre", oró Jesús, "aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado."
Pocas horas después Knox vio esa gloria, gloria prometida a todos aquellos que confían en Jesús como Salvador y Señor.

Por John M. MacPherson
(pastor, misionero y conferencista. Rector interino del Seminario Evangélico de Lima 1975-77, Superintendente del Colegio San Andrés, Lima 1988-92)

Tomado de recursosteologicos.org

* En el original dice Perú donde escribimos País.