lunes, 21 de septiembre de 2009

INOCENTES LIBERADOS

Pbro. Daniel García Ibarra


"Ustedes los poderosos, ¿En verdad dictan sentencias

Justas y juzgan rectamente a los hombres…?

Rey David, Salmo 58


Durante un taller sobre nuestra realidad socio política, económica, cultural y religiosas, en San Cristóbal de las Casas, Chis. me tocó hacer el trabajo de campo en la cárcel municipal del lugar. Fue una de las experiencias más amargas que he tenido en mi vida porque comprobé una vez más las injusticias de discriminación social y racial que imperan en nuestra patria. Para empezar, confirmé que las prisiones en México nada tienen de readaptación social, y sí mucho de castigo, y en varias ocasiones, injustamente; y que: "aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión"


Al trasponer la puerta de entrada, a pocos metros, me dio la impresión de que mis compañeros y yo estábamos llegando a un departamento habitado por personas de clase media: una salita, cocina comedor; no recuerdo si una o tres camas, y su baño; todo muy limpio. Los inquilinos eran presos que podían pagar tales lujos. De aquí pasamos al siguiente lugar en donde se amontonaban unos quince reos en un espacio de unos diez metros de largo por tres de ancho. Allí, se hacinaban en algo así como un palomar el cual nada tenía que envidiarle; eran cuevas hechas de cartón una sobre de la otra a manera de multiláteras. En el anterior y en este sitio todos los presos eran mestizos. Al final del predio, unos ocho metros cuadrados, área con piso de tierra, techada con lámina. Aquí se apiñaban media docena de indígenas de distintas etnias de la región; para ellos aquí cualesquier lugar era bueno para dormir y cocinar en un fogón hecho con tres piedras. Mejor prueba no podíamos encontrar de las injusticias humanas en México. Espero que a estas fechas ya hayan mejorado esas condiciones infrahumanas.


La matanza de Acteal, Chis., otra más de la sinrazón de la justicia mexicana. A más de once años del trágico suceso, por fin la Suprema Corte de Justicia de la Nación, (SCJN), encuentra en los expedientes del caso que las personas presas, indígenas todas, acusadas por el hecho, son inocentes; y por lo tanto ordenó su liberación. ¿Por qué se asesinaron a hombres, mujeres y niños indefensos e inocentes? ¿Quiénes ordenaron que se cometiera tan nefasto crimen? Recuerdo, que entre otras noticias se propaló la información de que las causas habían sido religiosas, católicos contra evangélicos; cosa que fue desmentida en su momento. Según la SCJN los acusadores fueron testigos sin ninguna prueba que ameritara veracidad. Lo que se deduce que los motivos no deben haber sido otros sino intereses particulares, y más bien de carácter político. Fueron los días de mayor movimiento Zapatista al cual el Gobierno federal trataba de acabar a como diera lugar y al precio que fuera.


Hoy están libres quienes injustamente pasaron largos once años encarcelados por un delito que no cometieron; y ni un "disculpe usted" recibieron como desagravio. ¡Es que son sólo indígenas! Los mestizos y apellidos de los poderosos en la política y empresas privadas, agentes directos del crimen de lesa humanidad siguen en el anonimato. ¿Hasta cuándo se les traerá a juicio? Lo que interesa ahora es que se haga justicia completa, no a medias para que nunca se vuelvan a repetir hechos como los de Acteal, los cuales deben ser motivo de vergüenza para todo el pueblo mexicano. De otra manera se corre el riesgo de que sean otro Tlaltelolco, y muchos más que se han quedado impunes. El caso no puede ni debe quedar cerrado como se pretende.


En la poca información que los medios han estado dando sobre la excarcelación en este caso, se menciona que tal acto fue ignorado por la mayoría de la población; que pasó como algo de rutina al cual no valía la pena prestarle atención. Me imagino si en la mente de nuestros compatriotas indígenas malamente acusados, al momento de su liberación, no se estarían preguntando: ¿Por qué estuvimos privados de nuestra libertad? ¿Por qué ahora nos dejan libres sin darnos una explicación? ¿por qué, por qué.." Alguna "autoridad" respondería, "Es que ustedes son solamente indígenas no tenemos por qué darles explicaciones"


Puesto que en todos nosotros, mestizos, corre algo de sangre de alguna de las más de cincuenta y tres etnias indígenas que existen en México, hemos de sentirnos orgullosos y dar gracias a Dios por ello; y al mismo tiempo comprometernos a luchar al lado de ellas por la justicia, ya que al hacerlo buscamos nuestra apropia justicia.


jueves, 17 de septiembre de 2009

ADORAR A DIOS CON

NUESTRO CUERPO I.


Ha sido muy común el "espiritualizar" la adoración a Dios, sin embargo la Biblia nos plantea aspectos muy concretos sobre la adoración a Dios, los cuales van desde "amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo"1 , hasta el "adorar a Dios en Espíritu y en verdad".

Con respecto al cuerpo hay varios pasajes en la Escritura donde se habla de la importancia del cuerpo en la adoración, por ejemplo en 1 Corintios 6 leemos: "El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo" (v. 13); "¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?" (v. 15); "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo?" (v. 19). Por otro lado podemos recordar lo que Pablo ruega que presentemos "nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios que es vuestro culto racional" (Rom 12:1). Además, es importante subrayar la importancia que Jesús le dio al cuerpo desde su "encarnación" hasta las múltiples sanidades de enfermos y la forma en que lo hacía, en especial "tocando" a la gente.

Una de las cosas que más nos han hecho olvidar la importancia del cuerpo es la introducción ajena al cristianismo de la doctrina de la "inmortalidad del alma", esto ha llegado a tal grado que nos olvidamos de que precisamente, nuestra esperanza no es la inmortalidad del alma, sino la resurrección del cuerpo, baste mencionar solo algunas cosas: "Si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe" (1 Cor 15:14), lo que confesamos en el credo de los apóstoles nada tiene que ver con el alma, sino con el cuerpo "creo en la resurrección de la carne", la primera pregunta del catecismo de Heidelberg dice: "¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte?" La primera parte de la respuesta es: "Que yo con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte, no me pertenezco a mí mismo, sino a mi fiel Salvador Jesucristo…"2 .

La liturgia debe retomar la importancia del cuerpo, de los movimientos, de las expresiones corporales, y con ello, por supuesto, los gestos culturales de reverencia, alegría y gozo. Lo anterior lo exploraremos cuando analicemos precisamente la relación del culto con la cultura. Lo que haremos es explorar en el Antiguo y en el Nuevo Testamento algunas partes del cuerpo que tiene que ver con la liturgia, en esta lección solo veremos los que tienen que ver con el A.T. que está basado en su mayor parte en el estudio de Hans Walter Wolf,3 la siguiente lección será sobre el N.T.


Parte de la esencia del ser humano en el A.T. se descubre en ciertas partes del cuerpo human, de hecho el cuerpo es elemento esencial del ser humano en el A.T. "todas las manifestaciones del ser humano, aun la espirituales son manifestaciones corporales":


Pareja valoración del cuerpo influyó sobre las respuestas del A.T. a muchas cuestiones de la vida. La alta estima de la vida terrena, señaladamente la salud, el número de hijos y de la larga vida (Sal 127; Prov 3:16; Ecl 9:4) puede entenderse mejor desde este punto de vista. De ahí que, en el fondo no se conocía lo que luego se designó como negación propia o ascesis. El A.T. juzga positivamente los instintos corporales y exige que se satisfagan. De la valoración del cuerpo recibió igualmente importantes impulsos el sentimiento de solidaridad del individuo tonel parentesco de la sangre, la familia, la tribu y el pueblo. Las listas de familias aquí no eran meras genealogías, sino que daban derecho a la felicidad y la salud, o hacían más comprensible la desgracia. Sin la participación del cuerpo no podía el particular dar culto a Dios ni existía la liturgia. También existía importante conexión entre el cuerpo y el pecado. Este no tenía, ciertamente su asiento en el cuerpo del hombre, sino en el corazón, pero se cometía también con el cuerpo y dejaba en él rastro de sus efectos. De ahí la que las enfermedades no tanto se explicaban médicamente, sino teológicamente, y el único verdadero médico era Dios misericordioso (2 Re20:2,5)4 .

Veamos ahora algunos algunas partes del cuerpo que se describen en el A.T. y que tiene que ver directamente con la adoración a Dios. Mucho más importante que la "cabeza" en el A.T. es el "rostro" del hombre, que siempre aparece en plural, pânîm, lo que recuerda la variada relación del hombre con su entorno. En los pânîm, están reunidos los órganos de comunión de unos con otros y con Dios: ojos, boca y oídos (Sal 115:4-8).

Ver y oír. En Sal 38:13-15. Lo que constituye al hombre es oír. Igual que en Prov 15:32, donde por el oír se descubre el verdadero ser del hombre (Cf. Dt 6:4 "Escucha Israel").

Se mencionan juntos el ojo y el oído en Prov 20:12 para percibir las acciones de Jehová. El abrir los ojos se debe a la palabra de Dios (Ex 14:13; Is 43:8-13; 30:20). Es decir, con los ojos y la boca se establece un lazo de unión hacia Dios. .

En cuanto a la boca, de lo que se oye y se ve, se espera una respuesta. Israel prueba que es pueblo de Dios declarando que está dispuesto a escuchar (Ex 19:7). Si a la llamada no hay respuesta alguna, sigue el juicio (Is 65:12). El privilegio del ser humano consiste en que pueda responder (Gén 2,18-23). Al hablar, primero da un nombre a las criaturas y luego se alegra en la ley de Dios, "Mi lengua pregona tu justicia todo el día".

La boca expresa lo que percibieron el ojo y el oído, se hace el órgano que distingue a todas las demás criaturas. Por la boca se siente la sed, pero con ella se bebe para saciar la sed. Con la garganta, los labios y la lengua, se habla, dice, llama, ordena, acusa, enseña, bendice, canta, confiesa, grita, queja, alaba, ora, da gracias a Dios por la vida.

Pero según el A.T. el ser humano es un ser necesitado. Gén 1:26-27. Encontramos la palabra hebrea napas, que se traduce tradicionalmente como "alma". Pero en Gén 2:7, leemos "napas viviente", así el hombre no tiene un napas sino que es napas. Otros pasajes se pueden mencionar: según Hab 2:5: "Como el Seol su napas". En Dt 23:25 "según tu napas", Sal 42:2 "tiene se el napas" lo que equivale al anhelante deseo que tiene de Dios el que se lamenta. Dt 6,5 "Amar a Jehová con todo el napas" con todo su anhelo ardiente.

El Sal 103,1 "Bendice napas mía a Jehová" El diálogo con Dios es a través del napas. Sal 42,11 "abatida napas mía". El ser humano en el A.T. se reconoce ante Jehová no sólo como napas en su necesidad, sino que también conduce su yo a la esperanza y a la alabanza.

El ruah por su parte, describe una fuerza natural, el viento (113 veces) y se atribuye más a Dios (136) y muy pocas veces a los hombre, animales o ídolos (129). En Gén 1:2 "sopla el ruah sobre la aguas", Gen 3:6 la brisa vivificante después de un día caluroso. El es la "fuerza que produce cambios". Ex 10:13 trae langostas, Ex 14:21 seca el Mar Rojo. En todos es un instrumento de Jehová. En Hab 2:19; Jer 1014, es aliento sólo cuando Jehová mete ruah como aliento en los nervios, huesos, carne, se vivifican los cuerpos Sal 46:4 "sale su ruah". En fin, el ruah se entiende de diversas formas en el A.T. como ya vimos es viento, es el aliento del ser humano (Job 19:17), es fuerza vital (Sal 33:6), es Espíritu (2 Re 19:17; Núm 11:25-28).

Otro término término que describe al ser humano es desama, que se traduce como aliento y tiene relación parelela con lo soplo de Dios (ruah) como lo muestra Job 27:3: "aun está mi aliento (nismati) en mí, y el soplo de Dios (ruah) en mi nariz". Este término tiene que ver con la respiración y en cuanto s u relación con Dios "todo hombre es terreno, aunque lo ha formado Yahvé mismo, pero en cuanto ser vivo el hombre se debe a que Yahvé le inspiróel aliento"5 (Cf. Prov 20:27; Job 34;14; 32:8).

Otro término importante para establecer la relación del ser humano con Dios en cuanto a lo corporal es la sangre (daman): "la vida de toda carne es su sangre" (Lev 1714; Dt 12:23) por ello se prohibía el comer la carne junto con la sangre (Gén 9:4; Lev3:17;Dt 12:16-23).


Todo cuanto se dice sobre el aliento y la sangre conduce en la antropología del antiguo testamento a un respeto profundo ante la vida. Pero este respeto no se funda en las realidades de la vida misma, sino en que aliento y sangre están ordenados a Yahvé, por lo que no es propiamente vida la que no tenga una constante unión con él ni tenga en él su meta última6 .




1 Para un estudio sobre la espiritualidad a partir de estos dos mandamientos ver el artículo de Mariano AVILA, "A biblical perspective on spirituality", en Forum, Vol 9, Num 2, spring 2002. pp.7-8

2 Sobre este tema, ver Oscar CULLMANN, "¿Inmortalidad del alma o resurrección de los muertos?" en su Del evangelio a la formación de la teología cristiana. Trad. Rafael SILVA C. Salamanca, Sígueme, 1872, pp. 233-268. Cf. Antonio A. HOEKEMA, La Biblia y el futuro. Trad. Norberto E. Wolf. Grand Rapids, SLC, 1984 250 pp. Juan-José TAMAYO-ACOSTA, Para comprender la escatología cristiana. Estella, Verbo Divino. 1993, 327 pp. Entre otros.

3 Cf. Hans WALTER WOLFF, Antropología del Antiguo Testamento. Trad. Severiano TALAVERO T. Salamanca, Sígueme. 1975, pp. 19-114.

4 W. PESCH, "Cuerpo", en J. B. BAUER (dir), Diccionario de teología bíblica. Trad. Daniel RUIZ B. Barcelona, Herder. 1985, p. 236-237.

5 Hans WALTER WOLFF, op cit, p. 88.

6 Ibid, p. 91.







ADORAR A DIOS CON
NUESTRO CUERPO II


En la lección anterior revisamos algunos términos del A.T. que tienen que ver con el cuerpo y la esencia del ser humano, en esta lección haremos un acercamiento a la antropología del Nuevo Testamento y su relación con Dios. Vamos a ver tres conceptos que por lo regular nos confunden. Carne, cuerpo y espíritu.

El vocablo para carne que se ofrece en el Nuevo Testamento, tiene diversos sentidos. La palabra hebrea basar, es traducida en griego tanto por sarx (carne) como por soma (cuerpo).

El término carne designa en primer lugar la sustancia de que están hechos los seres humanos, su totalidad. Pablo va a decir "mi carne" como su propia persona "se me dio una espina en mi carne..." (2 cor 12:7; Gál 4:14) También respecto a otras personas (1 Cor 7:28; Ef 5:28). Onésimo es considerado hermano "tanto en la carne como en el Señor" (Flm 16), es decir, tanto como ser humano como cristiano. Así todo el hombre es carne. En la mentalidad semíta, la carne es el elemento de solidaridad humana, lazo terreno, ser de la misma carne es pertenecer a la misma raza.

También la carne es débil. Carne expresa también aspectos de debilidad y de moralidad que marcan una cierta distinción respecto a Dios. Es decir, el ser humano es débil y mortal (Rom 6:19; 2 cor 1:17; 4:11; Gál 4:13). Pablo piensa obrar contra los que andan según la carne (2 Cor 10:2; 2:17). La debilidad de la carne, es lo que hace que el ser humano sea presa del pecado y afecta a todo el ser humano. Es una potencia de muerte. Pablo liga la carne al pecado, a la ley y a la muerte. La carne surge como una fuerza del mal (Rom 8:5,8) la carne es fuerza de pecado. Estar en la carne es lo que se opone a «estar en Cristo» (Rom 8,1) o «en el Espíritu» (Rom 8,9).

El domino de la carne es un mundo de rechazo a Dios, y de su voluntad en nuestras vidas (Rom 8,7; Gál 5,19-21). Las obras de la carne no se limitan al aspecto físico del ser humano, sino también a sus acciones. El caminar según la carne conduce a la muerte (Rom 8,6), es negarse al amor y a la vida. En las obras de la carne, finalmente, hay una idolatría (Gál 5,20).


2. El espíritu de vida. El término pneuma, evoca dinamismo (viento, respiración de los seres vivos). El espíritu es vida (Rom 8,10), el espíritu humano. En muchos textos de Pablo, espíritu designa la persona humana, no una parte de ella sino su totalidad (1 Cor 16,18; 2 Tim 4,22; 2 Cor 2,13; 1 Cor 5,3; Col 2,5). Se trata del ser humano integro, visto desde el soplo que mueve su conducta.


El ser humano bajo la gracia. La vida del espíritu en el ser humano es acentuada cuando se ve a este desde la perspectiva de que es objeto de la gracia de Dios. El espíritu aparece como el sujeto de le recepción de los dones de Dios (Gál 6,18; Flp 4,23). El caminar según el espíritu (Rom 8,4; Gál 5,16.25), es vida.


3. El cuerpo (soma) de la resurrección. El cuerpo designa al ser humano en primer lugar en su aspecto exterior (1 Cor 13,3; Rom 6,12), también está el «cuerpo de carne» (Col 1,22 y 2 11) susceptible de morir (Rom 6,12; 2 Cor 4,10-11). El cuerpo no es algo que la persona tiene sino que es. El pecado contra el cuerpo (1 Cor 6,18) es el pecado contra toda la persona humana. También se habla del «cuerpo de pecado» (Rom 6,6) que conduce a la muerte (Rom 7,24).


El cuerpo resulta ser más bien el campo en que actúan la fuerza de la muerta, la carne; y al mismo tiempo la fuerza de la vida, el espíritu. Por ello Pablo establecerá una lista de pecados «según la carne» pero no según el cuerpo (Gál 5:19-21). Pero el cuerpo tiene la posibilidad de vivir según el espíritu. Así se puede hablar de un cuerpo espiritual.

El cuerpo puede ser espiritual (1 Cor 15,44) «El cuerpo no es para la fornicación sino para el Señor y el Señor para el cuerpo» (6,13) porque el Señor lo va a resucitar con su poder (6,14). El cuerpo para el Señor no es algo que será después, sino que es una realidad presente (Rom 6,4; Flp 1,20).

Cuerpo espiritual es la designación para el que camina según el Señor, pero que no elude su materia. Esto permite a Pablo decir que el «cuerpo es templo del Espíritu Santo» (1 Cor 6,19).

Así el cuerpo puede ser cuerpo de pecado en cuanto está sometido a éste, pero también, de forma análoga, puede ser cuerpo espiritual cuando camina en la vida. Así nos es dado estar bajo el Espíritu que es vida, gracia y libertad. El cuerpo liberado de las fuerzas de la muerte lleva en él la vida en el Espíritu.

Estos conceptos son importantes aun para el sentido litúrgico, ya que en muchas ocasiones, la liturgia se vuelve incorporea, es decir, toda expresión litúrgica que mueva al cuerpo y sus sentidos (ver, oír, símbolos, ritmos, estar de pie, palmear, estar de rodillas, etc.) se tiende a ver en ocasiones muy "carnal" para un acto litúrgico, sin embargo eso no nos lleva más que a perder la riqueza de que puede estar llena la liturgia, como expresión directa a los sentidos y desde luego que esto nos permitirá también enriquecer nuestras liturgias con o que la misma cultura nos ofrece.

martes, 1 de septiembre de 2009

CULTO Y LITURGIA

El culto en la Biblia se entiende como servicio. En el Judaísmo al igual que en el A.T. la relación del ser humano con Dios se da en términos de servicio, en donde el hombre es el servidor o el siervo de Dios. En el A.T. la palabra ´abad, se traduce como servicio, pero específicamente como servicio a Dios. Por ejemplo en Ex 4;23; 7:26; 8:16; 9:1 en donde Moisés exige que el pueblo pueda ir a "servir a Dios", se refiere sobre todo al culto.1 En el N.T. la palabra latreoú, se utiliza en sentido de culto religioso (Hech 24:14; Lc 1:74; 2:37). Pero en Hech 24:14, específicamente se refiere al culto interior, del corazón: la fe y la oración. Según Rom 12:1 que usa la palabra latreía, y junto a Rom 9:1 y Fil 3:3, el ser humano en tanto es tomado por el Espíritu Santo para el servicio del evangelio y llega a esa entrega total de la propia vida, es hasta entonces que practica el culto auténtico.2

Debemos tener en cuenta por otro lado, que el culto tiene una relación con la cultura, o al menos, así debería ser. "La cultura incluye todo lo que el ser humano realiza en términos de valores morales, espirituales, estéticos, intelectuales y políticos".3 El culto se da en medio de una comunidad, la cual pertenece a una cultura determinada y por lo tanto con una visión y un cuadro de valores específicos hacia los cuales el culto se dirige. La cultura es importante para el culto, ya que éste se vales de aquella pera ser entendible y coherente: la lectura de la Biblia en lengua vernácula, la predicación en lengua vernácula también, los instrumentos y ritmos musicales específicos de una cultura, etc. "Los vocablos culto y cultura nacen de una misma raíz latina (del verbo colere) que quiere decir, cuidar, ennoblecer, mejorar".4

Pero la relación entre culto y cultura va más allá, nos presenta retos como el de crear una liturgia que "nazca de la tierra" (cultural), celebrar nuestra fe con nuestra propia cultura, en medida de ello, nuestra liturgia será cristiana, como menciona Carmelo E. Alvarez, "al celebrar a Cristo en nuestra cultura afirmamos nuestra autenticidad: toda liturgia es cristiana precisamente por ser encarnada culturalmente".5 Lo anterior es porque el presupuesto básico de la redención en Cristo está en que él se encarnó (Jn 1), pero no se encarnó en abstracto, sino en una cultura determinada: judía. Dios mismo asumió el "rostro humano" y el "rostro de la cultura humana" en Jesús, quine asumió, pero también criticó la cultura en que vivía.

Desde luego, que hay elementos culturales que no son acordes a los valores del reino, por lo que se demanda hacer una valoración crítica de la cultura, en especial con los aspectos alienantes (machismo, clasismo, racismo, etc).


Una cultura alienante: que es una cultura de la clase dominante que pretende imponerse sobre las clases dominadas para hacerlas pensar, sentir y vivir como ellas. Expresa los antivalores de la sociedad de consumo, convierte la vida en mercancía que se puede comprar y vender; adormece al pueblo haciéndole vivir según moldes extranjeros, y niega el cambio porque inyecta un conformismo con todo lo establecido. [… por otro lado] Una cultura del pueblo: que es ambigua, contiene elementos de resistencia e identidad, pero que están mezclados con elementos de dominación. Expresa algunas concepciones equivocadas como el machismo, la confianza en los milagros, la resignación, el conformismo; pero a la vez tiene presentes las esperanzas, alegrías, tristezas, visión del mundo que tiene nuestro pueblo.6


Sobre el sentido del culto cristiano, lo veremos en la próxima lección, solamente adelantaremos que el culto cristiano es la recapitulación de la historia de la salvación.

Otro término importante es el de liturgia. En Heb 8:2, aparece Cristo como el gran liturgo (leitourgós), y puesto que es el verdadero sumo sacerdote, ha realizado una liturgia (leitourgía) muy diferente (8:6), que es su sacrificio único y válido de una vez y para siempre (Heb 10:10). En Rom 15:16, Pablo se refiere así mismo como un liturgo de Cristo (celebrante). En Hech 13:2 "un dia, mientras estaban celebrando el culto al Señor y ayunando, el Espíritu Santo dijo…" se aplica la palabra leitourgéo, para expresar la oración comunitaria. También es liturgia el ayudar con bienes materiales a otros (Rom 15:27, y 2 Cor 9:12).7

Por otro lado, liturgia significa "obra del pueblo". La palabra leitourgia proviene del griego clásico y está compuesta por dos raíces: leitos (del gr. laos: pueblo), y ergon: acción, obra. Así liturgia es obra del pueblo. De este modo, la liturgia es más de los que hacemos en un culto en un edificio. La liturgia tiene que ver con lo que hacemos y vivimos en la cotidianidad, celebrando y proclamando el reino de Dios. Sin embargo, también se entiende por liturgia "todo lo que se dice y se hace dentro de un culto". Pero sobre todo, debemos tener en cuenta que la meta última de la liturgia no es el hombre, sino Dios, en especial, la glorificación de Dios. La liturgia es encuentro o contacto entre Dios y el ser humano: "Sólo que aquí no se trata todavía de un encuentro completamente inmediato, sin intermediario, sino de un encuentro que se lleva a cabo en Cristo como punto de cita"8 .

Queremos concluir esta lección uniendo los términos de culto y liturgia por medio de la siguiente definición que nos da Nelson Kirst:

CULTO es el encuentro de la comunidad con Dios.

LITURGIA es el conjunto de elementos y formas a través de los cuales se realiza ese encuentro […] El encuentro ene l culto sólo es posible porque Dios lo permite y porque Dios lo ordenó.9

1 K. HESS, "Servicio", en L. COENEN, et al, op cit, T IV, pp 216-217.

2 Idem.

3 Carmelo E. ALVAREZ, El protestantismo latinoamericano. Entre la crisis y el desafío. México, CUPSA. 1981, p. 70.

4 Edwin MORA GUEVARA, "Pastoral protestante en el contexto cultural latinoamericano", en E. MORA G, Liturgia 1: Celebración. Curso de lectura. San José, UBL, 2000, p. 15.

5 Carmelo E. ALVAREZ, op cit, p. 72.

6 Edwin MORA GUEVARA, "La recuperación crítica de nuestra cultura", en E. MORA G, op cit, p 15.

7 K. HESS, op cit, p. 219.

8 A. VERHEUL, Introducción a la liturgia. Para una teología del culto. Trad. Alejandro E. LATOR. Barcelona, Herder. 1967, p. 17.

9 Nelson KIRTS, El culto cristiano. Historia, teología y formas. Ecuador, CLAI, 2000, pp.1-3.

Tercer tema sobre liturgia impartido en el STPSP en el verano del 2002.