miércoles, 1 de agosto de 2012

LA PALABRA QUE TRANSFORMA

Daniel García Ibarra

"Estudien las Escrituras;…ellas dan testimonio de mí"   Jesucristo

Por muchos años ya, la Sociedad Bíblica de México A. C. se ha propuesto promover la lectura de la Biblia en el idioma español y las lenguas nativas que se hablan a lo largo y ancho de nuestro Continente, en particular las de México. Con el mismo propósito y con bastante tiempo motiva a la población dedicando un mes, agosto, al cual se le ha dado en llamar el mes de la Biblia.

El pueblo evangélico de las diferentes denominaciones responde a esta iniciativa llevando a cabo diferentes actividades durante todos estos días, y especialmente concluyen las celebraciones el último domingo del mes con un culto especial en el cual se levanta una ofrenda la que se dedica para la publicación de la Biblia en tal manera que sea posible su adquisición a precios muy por debajo de su costo real.

¿Pero por qué tal interés de las mencionadas instituciones con los propósitos ya indicados? Las respuestas son el testimonio de la innumerable multitud de quienes leen el Sagrado volumen por la importancia de su contenido para la vida en el aquí y en el ahora; en el hoy y en el mañana de la eternidad. Incontables estudiosos de las Sagradas Escrituras del mundo cristiano, clérigos y laicos además de los lectores con propósitos literarios nos hablan del valor que significa para las personas el mensaje de lo que también se le conoce como la Ley de Dios, Palabra de Dios entre otros nombres, tanto del Antiguo Testamento (A. T.) como del Nuevo Testamento (N. T.).

Entre los muchos testimonios ofrezco los siguientes: la versión conocida como Nacar Colugna cita a San Agustín de Hipona quien dijo: "leed las Escrituras- decía en cierta ocasión con vehemencia, a sus ermitaños- leedlas para que no seáis ciegos y guías de ciegos". La misma versión al final del prólogo cita a Gregorio Magno quien exhortó así: "Aprende a conocer el corazón de Dios en las palabras de Dios, para que con más ardor aspiréis a las cosas eternas". El diccionario de la Santa Biblia publicado por la Sociedad Americana de Tratados informa que "la Biblia entera es la regla de fe para todos los cristianos, y no únicamente el Nuevo Testamento". La versión española afirma en la presentación que: "todos somos lectores, a nuestro modo, de la Biblia: como cristianos creyentes o por interés literario o cultural". Tiempo y espacio son insuficientes para citar al pueblo y a los muchos estudiosos de la palabra de Dios en lo que tienen que decirnos de su poder transformador de la vida; de quienes se dedican a su estudio, meditación y reflexión con propósitos de escuchar lo que Dios dice a la humanidad sobre la verdad y la razón de la vida.

Cuando se habla de la Biblia como Palabra de Dios nos estamos refiriendo con toda claridad al mensaje que Dios presenta en sus propósitos para salvación del hombre en su forma total y completa de lo que es el ser humano; no solamente de lo que se ha dado en llamar espiritual sino también de lo material; de su ser y hacer, de su relacionamiento con Dios, consigo mismo y con sus semejantes; lo cual incluye a todo el mundo en lo que es y en lo que lo forma. Es entonces cuando esta Palabra aceptada y llevada a la acción toma vida para transformación de las personas bajo la voluntad divina.

Jesucristo al enseñar al pueblo fue identificado como la Palabra de Dios hecha humano. Los oyentes del Nazareno se maravillaban de su doctrina porque "les enseñaba con autoridad, y no como los escribas". Por esta razón aceptaban su mensaje y cambiaban su manera de ser y hacer siempre con la dirección de Cristo, la Palabra de Dios. De esto también da testimonio la historia de la humanidad.

Nadie puede negar que nuestro mundo urja cambiar de rumbo en su modo de hacer la vida; esta es razón más que válida y suficiente para promover la lectura de la Biblia como Palabra de Dios, la cual es poderosa para transformar la vida total del hombre y sus estructuras.