martes, 1 de septiembre de 2009

CULTO Y LITURGIA

El culto en la Biblia se entiende como servicio. En el Judaísmo al igual que en el A.T. la relación del ser humano con Dios se da en términos de servicio, en donde el hombre es el servidor o el siervo de Dios. En el A.T. la palabra ´abad, se traduce como servicio, pero específicamente como servicio a Dios. Por ejemplo en Ex 4;23; 7:26; 8:16; 9:1 en donde Moisés exige que el pueblo pueda ir a "servir a Dios", se refiere sobre todo al culto.1 En el N.T. la palabra latreoú, se utiliza en sentido de culto religioso (Hech 24:14; Lc 1:74; 2:37). Pero en Hech 24:14, específicamente se refiere al culto interior, del corazón: la fe y la oración. Según Rom 12:1 que usa la palabra latreía, y junto a Rom 9:1 y Fil 3:3, el ser humano en tanto es tomado por el Espíritu Santo para el servicio del evangelio y llega a esa entrega total de la propia vida, es hasta entonces que practica el culto auténtico.2

Debemos tener en cuenta por otro lado, que el culto tiene una relación con la cultura, o al menos, así debería ser. "La cultura incluye todo lo que el ser humano realiza en términos de valores morales, espirituales, estéticos, intelectuales y políticos".3 El culto se da en medio de una comunidad, la cual pertenece a una cultura determinada y por lo tanto con una visión y un cuadro de valores específicos hacia los cuales el culto se dirige. La cultura es importante para el culto, ya que éste se vales de aquella pera ser entendible y coherente: la lectura de la Biblia en lengua vernácula, la predicación en lengua vernácula también, los instrumentos y ritmos musicales específicos de una cultura, etc. "Los vocablos culto y cultura nacen de una misma raíz latina (del verbo colere) que quiere decir, cuidar, ennoblecer, mejorar".4

Pero la relación entre culto y cultura va más allá, nos presenta retos como el de crear una liturgia que "nazca de la tierra" (cultural), celebrar nuestra fe con nuestra propia cultura, en medida de ello, nuestra liturgia será cristiana, como menciona Carmelo E. Alvarez, "al celebrar a Cristo en nuestra cultura afirmamos nuestra autenticidad: toda liturgia es cristiana precisamente por ser encarnada culturalmente".5 Lo anterior es porque el presupuesto básico de la redención en Cristo está en que él se encarnó (Jn 1), pero no se encarnó en abstracto, sino en una cultura determinada: judía. Dios mismo asumió el "rostro humano" y el "rostro de la cultura humana" en Jesús, quine asumió, pero también criticó la cultura en que vivía.

Desde luego, que hay elementos culturales que no son acordes a los valores del reino, por lo que se demanda hacer una valoración crítica de la cultura, en especial con los aspectos alienantes (machismo, clasismo, racismo, etc).


Una cultura alienante: que es una cultura de la clase dominante que pretende imponerse sobre las clases dominadas para hacerlas pensar, sentir y vivir como ellas. Expresa los antivalores de la sociedad de consumo, convierte la vida en mercancía que se puede comprar y vender; adormece al pueblo haciéndole vivir según moldes extranjeros, y niega el cambio porque inyecta un conformismo con todo lo establecido. [… por otro lado] Una cultura del pueblo: que es ambigua, contiene elementos de resistencia e identidad, pero que están mezclados con elementos de dominación. Expresa algunas concepciones equivocadas como el machismo, la confianza en los milagros, la resignación, el conformismo; pero a la vez tiene presentes las esperanzas, alegrías, tristezas, visión del mundo que tiene nuestro pueblo.6


Sobre el sentido del culto cristiano, lo veremos en la próxima lección, solamente adelantaremos que el culto cristiano es la recapitulación de la historia de la salvación.

Otro término importante es el de liturgia. En Heb 8:2, aparece Cristo como el gran liturgo (leitourgós), y puesto que es el verdadero sumo sacerdote, ha realizado una liturgia (leitourgía) muy diferente (8:6), que es su sacrificio único y válido de una vez y para siempre (Heb 10:10). En Rom 15:16, Pablo se refiere así mismo como un liturgo de Cristo (celebrante). En Hech 13:2 "un dia, mientras estaban celebrando el culto al Señor y ayunando, el Espíritu Santo dijo…" se aplica la palabra leitourgéo, para expresar la oración comunitaria. También es liturgia el ayudar con bienes materiales a otros (Rom 15:27, y 2 Cor 9:12).7

Por otro lado, liturgia significa "obra del pueblo". La palabra leitourgia proviene del griego clásico y está compuesta por dos raíces: leitos (del gr. laos: pueblo), y ergon: acción, obra. Así liturgia es obra del pueblo. De este modo, la liturgia es más de los que hacemos en un culto en un edificio. La liturgia tiene que ver con lo que hacemos y vivimos en la cotidianidad, celebrando y proclamando el reino de Dios. Sin embargo, también se entiende por liturgia "todo lo que se dice y se hace dentro de un culto". Pero sobre todo, debemos tener en cuenta que la meta última de la liturgia no es el hombre, sino Dios, en especial, la glorificación de Dios. La liturgia es encuentro o contacto entre Dios y el ser humano: "Sólo que aquí no se trata todavía de un encuentro completamente inmediato, sin intermediario, sino de un encuentro que se lleva a cabo en Cristo como punto de cita"8 .

Queremos concluir esta lección uniendo los términos de culto y liturgia por medio de la siguiente definición que nos da Nelson Kirst:

CULTO es el encuentro de la comunidad con Dios.

LITURGIA es el conjunto de elementos y formas a través de los cuales se realiza ese encuentro […] El encuentro ene l culto sólo es posible porque Dios lo permite y porque Dios lo ordenó.9

1 K. HESS, "Servicio", en L. COENEN, et al, op cit, T IV, pp 216-217.

2 Idem.

3 Carmelo E. ALVAREZ, El protestantismo latinoamericano. Entre la crisis y el desafío. México, CUPSA. 1981, p. 70.

4 Edwin MORA GUEVARA, "Pastoral protestante en el contexto cultural latinoamericano", en E. MORA G, Liturgia 1: Celebración. Curso de lectura. San José, UBL, 2000, p. 15.

5 Carmelo E. ALVAREZ, op cit, p. 72.

6 Edwin MORA GUEVARA, "La recuperación crítica de nuestra cultura", en E. MORA G, op cit, p 15.

7 K. HESS, op cit, p. 219.

8 A. VERHEUL, Introducción a la liturgia. Para una teología del culto. Trad. Alejandro E. LATOR. Barcelona, Herder. 1967, p. 17.

9 Nelson KIRTS, El culto cristiano. Historia, teología y formas. Ecuador, CLAI, 2000, pp.1-3.

Tercer tema sobre liturgia impartido en el STPSP en el verano del 2002.