lunes, 21 de septiembre de 2009

INOCENTES LIBERADOS

Pbro. Daniel García Ibarra


"Ustedes los poderosos, ¿En verdad dictan sentencias

Justas y juzgan rectamente a los hombres…?

Rey David, Salmo 58


Durante un taller sobre nuestra realidad socio política, económica, cultural y religiosas, en San Cristóbal de las Casas, Chis. me tocó hacer el trabajo de campo en la cárcel municipal del lugar. Fue una de las experiencias más amargas que he tenido en mi vida porque comprobé una vez más las injusticias de discriminación social y racial que imperan en nuestra patria. Para empezar, confirmé que las prisiones en México nada tienen de readaptación social, y sí mucho de castigo, y en varias ocasiones, injustamente; y que: "aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión"


Al trasponer la puerta de entrada, a pocos metros, me dio la impresión de que mis compañeros y yo estábamos llegando a un departamento habitado por personas de clase media: una salita, cocina comedor; no recuerdo si una o tres camas, y su baño; todo muy limpio. Los inquilinos eran presos que podían pagar tales lujos. De aquí pasamos al siguiente lugar en donde se amontonaban unos quince reos en un espacio de unos diez metros de largo por tres de ancho. Allí, se hacinaban en algo así como un palomar el cual nada tenía que envidiarle; eran cuevas hechas de cartón una sobre de la otra a manera de multiláteras. En el anterior y en este sitio todos los presos eran mestizos. Al final del predio, unos ocho metros cuadrados, área con piso de tierra, techada con lámina. Aquí se apiñaban media docena de indígenas de distintas etnias de la región; para ellos aquí cualesquier lugar era bueno para dormir y cocinar en un fogón hecho con tres piedras. Mejor prueba no podíamos encontrar de las injusticias humanas en México. Espero que a estas fechas ya hayan mejorado esas condiciones infrahumanas.


La matanza de Acteal, Chis., otra más de la sinrazón de la justicia mexicana. A más de once años del trágico suceso, por fin la Suprema Corte de Justicia de la Nación, (SCJN), encuentra en los expedientes del caso que las personas presas, indígenas todas, acusadas por el hecho, son inocentes; y por lo tanto ordenó su liberación. ¿Por qué se asesinaron a hombres, mujeres y niños indefensos e inocentes? ¿Quiénes ordenaron que se cometiera tan nefasto crimen? Recuerdo, que entre otras noticias se propaló la información de que las causas habían sido religiosas, católicos contra evangélicos; cosa que fue desmentida en su momento. Según la SCJN los acusadores fueron testigos sin ninguna prueba que ameritara veracidad. Lo que se deduce que los motivos no deben haber sido otros sino intereses particulares, y más bien de carácter político. Fueron los días de mayor movimiento Zapatista al cual el Gobierno federal trataba de acabar a como diera lugar y al precio que fuera.


Hoy están libres quienes injustamente pasaron largos once años encarcelados por un delito que no cometieron; y ni un "disculpe usted" recibieron como desagravio. ¡Es que son sólo indígenas! Los mestizos y apellidos de los poderosos en la política y empresas privadas, agentes directos del crimen de lesa humanidad siguen en el anonimato. ¿Hasta cuándo se les traerá a juicio? Lo que interesa ahora es que se haga justicia completa, no a medias para que nunca se vuelvan a repetir hechos como los de Acteal, los cuales deben ser motivo de vergüenza para todo el pueblo mexicano. De otra manera se corre el riesgo de que sean otro Tlaltelolco, y muchos más que se han quedado impunes. El caso no puede ni debe quedar cerrado como se pretende.


En la poca información que los medios han estado dando sobre la excarcelación en este caso, se menciona que tal acto fue ignorado por la mayoría de la población; que pasó como algo de rutina al cual no valía la pena prestarle atención. Me imagino si en la mente de nuestros compatriotas indígenas malamente acusados, al momento de su liberación, no se estarían preguntando: ¿Por qué estuvimos privados de nuestra libertad? ¿Por qué ahora nos dejan libres sin darnos una explicación? ¿por qué, por qué.." Alguna "autoridad" respondería, "Es que ustedes son solamente indígenas no tenemos por qué darles explicaciones"


Puesto que en todos nosotros, mestizos, corre algo de sangre de alguna de las más de cincuenta y tres etnias indígenas que existen en México, hemos de sentirnos orgullosos y dar gracias a Dios por ello; y al mismo tiempo comprometernos a luchar al lado de ellas por la justicia, ya que al hacerlo buscamos nuestra apropia justicia.