martes, 28 de julio de 2009

BREVE ESTUDIO SOBRE EL LIBRO DE JONÁS



Mucho se ha escrito sobre el libro de Jonás. En verdad es un libro bello y de amplias lecciones para grandes y niños, para sabios y sencillos, para cristiano y para los que no lo son, para todos hay una gran enseñanza.


Lo tenemos como un sucesor del profeta Eliseo y mensajero de Dios, a las diez tribus de Israel, donde el predice la expansión territorial y la breve prosperidad de Israel bajo el reinado de Jeroboam II, en cuyo reinado vivió el profeta, y es aquí la única vez que aparece en la historia (II de Reyes 14:25).


Nos enseña una buena lección de que es imposible huir de la presencia de Dios aun andando en desobediencia. Como la experiencia fue tan dura y amarga para Jonás, así fue también para el Rey Saúl cuando no hizo lo que Dios le mandó (I Samuel 15:23).


El caso de Jonás nos enseña que el egoísmo no tiene aceptación ante Dios. Como Nínive era una nación gentil, Jonás se negó ir a predicarles el mensaje del arrepentimiento, su deseo era que Dios terminara con esa nación, pero como no lo hizo se enojó con Dios (Jonás 4). Cuando el amor de Dios no existe en su verdadera esencia en el corazón, no sentimos amor y compasión por las almas elegidas por el Señor. Jonás estaba muy lejos de sentir ese amor en su corazón; por este motivo se negó a llevar a aquella nación perdida.


Otra de las lecciones que podemos aprender de la actitud de Jonás es que cuando Dios quiere aplicar Su disciplina, no hay fuerza humana que la pueda evitar. Los hombres de la nave, por compasión a Jonás, quisieron evitar el castigo, pero le fue imposible salvarlo (1:13, 14). Por causa de la desobediencia de Jonás estos hombres estuvieron en peligro de perder la vida. Cuántos de nosotros por nuestra infidelidad a Dios, servimos más de tropiezo que de bendición a las almas perdidas.


LECCIONES ESPIRITUALES


Primero: Dios oye nuestras oraciones, no importa donde estemos y cómo estemos, "Me buscareis y hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón" (Jer.29:13). Jonás oró como nunca había orado en toda su vida por la circunstancia en que estaba (2:2-11).


Segundo: El señor Jesús toma como ejemplo ese milagro de la salvación de Jonás. Así El estaría en el corazón de la tierra tres días y tres noches (Mateo 12:38-41). Pero triunfante sobre el poder de la muerte se levantaría, para garantizar eternamente su promesa salvífica.



Tercero: Dios quiso demostrar a su pueblo Israel su gran propósito, en llevar a cabo, por la muerte del Señor, la salvación en toda nación y tribu. "Por verdad hallo –dijo el apóstol Pedro- que Dios no hace acepción de personas; sino que de cualquiera nación que le teme y obra justicia, se agrada" (Hechos 10:34,35).


Conclusión: Como vemos en el libro de Jonás, odio, mezquindad, reducidos a vergonzosa insignificancia y necedad del ser humano; vemos también amor, misericordia y justicia de Dios. Nadie puede ser mensajero de estos atributos de Dios, si él primero no es objeto de ellos.


Su nombre Jonás significa "Paloma", pero él no voló luego para llevar el mensaje a la ciudad de Nínive. Fue después de haber sido reprendido por Dios, que cumplió con su misión, pero por puro compromiso. No se gozó en el éxito de su trabajo. Debiera de haber estado agradecido con Dios por el privilegio que le dio de ver miles de almas convertidas; pero este profeta no lo reconoció. Ojalá que muchos de nosotros no seamos así, olvidados de todas las bendiciones que Dios nos da constantemente.