martes, 15 de noviembre de 2016

¿Qué es el hombre?

"¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo de hombre para que lo visites?" Salmos 8:4

Hemos observado que solamente Dios es merecedor de la alabanza a raíz de su infinita grandeza. Pero algo más es necesario si queremos alabar a Dios como se debe. Debemos contemplar a Dios en su grandeza, pero también tenemos que vernos a nosotros mismos como seres pequeños e insignificantes.

El ser humano (hombre) orgulloso no alabará a Dios. Los orgullosos se alaban a sí mismos solamente y desprecian a Dios. Es por esto que la Biblia declara que aquellos que se han ensoberbecido contra Jehová, "...contra el Santo de Israel" (Jeremías 50:29) son "una abominación a Jehová" (Proverbios 16:3).

Si deseamos alabar a Dios, y así serle agradables, debemos ver lo que David vio. David vio la infinita grandeza de Dios, y se dio cuenta de que, en comparación, el hombre es muy pequeño. Solamente entonces para él al notar que el grande y Santo Dios había dado al pequeño hombre una posición honrosa, grandes talentos, y dominio sobre el resto de la creación. David se maravilla, pues ¿qué es el hombre? David estaría de acuerdo con Job al decir que el hombre es un "gusano" (Job 25:6).

Ahora debemos notar que, luego de ver que el hombre no es nada, David alaba a Dios. Comienza y termina el Salmo 8 con una hermosísima expresión de alabanza: "¡Oh, Jehová Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!". A menos que nos hayamos visto a nosotros mismos, de esta manera, no podremos ni vamos a querer alabar a Dios. Oremos a nuestro amado Señor que nos revele su majestad, pidiendo que veamos cuán insignificante somos. Entonces podremos alabar Su excelente Nombre.